Problemas legales impiden abrir una capilla demoníaca a un vidente En los últimos días del año 2015 una noticia ha causado revuelo en el departamento colombiano de Quindío.
Tal como han informado diversos medios locales, que incluso han publicado fotografías del local, se ha abierto un templo dedicado a la adoración de Lucifer.
Sin embargo, no ha podido ser inaugurado (estaba previsto hacerlo el pasado 27 de diciembre) por problemas legales.
¿En qué consiste?
En el material gráfico difundido se puede observar un espacio con bancos tapizados en rojo y un escenario con faldas rojas cuyo centro está ocupado por una imagen dorada del demonio sentado, con una sede al lado e incluso un ambón con una cruz invertida.
Llama la atención, en primer lugar, esta especie de parodia de los espacios celebrativos cristianos, y también el uso principal de los colores rojo y negro en la decoración.
En la fachada del local, según relata el medio ¡Vea pues!, hay tres vidrieras con imágenes de cruces invertidas, una puerta en acero con aldabas que tienen tallado el rostro del demonio, y en la parte trasera de la edificación hay otra vidriera con la estrella de cinco puntas y la figura de un macho cabrío en el centro.
Aunque llamado “templo” por los medios de comunicación, ciertamente el término más apropiado para el nuevo local sería el de “capilla”, por su reducido espacio.
Como informa Caracol Radio, el lugar escogido para abrir esta capilla es la vereda El Aguacatal, situada en Calarcá, municipio de Quindío que está unido con la ciudad de Armenia.
Preocupación ante su apertura
Los medios han reflejado la preocupación de los vecinos ante la apertura de este lugar. No sólo ellos, sino que también las autoridades observan con atención esta capilla demoníaca.
Como reconocía hace unos días el coronel Ricardo Suárez, “las prácticas satánicas nos llaman la atención”. Sin embargo, seguía diciendo este policía, “vivimos en un país en el que se respeta la libertad de culto”.
Por ello, el coronel Suárez señalaba que “lo único que podemos hacer es trabajar de la mano con las autoridades eclesiásticas”, además de comprobar que el nuevo local de culto cumpla con todas las leyes que le afecten.
De hecho, el obispo de Armenia ha manifestado públicamente su rechazo a la capilla, tal como veremos más abajo.
Algunas parroquias católicas de las localidades de Quimbaya y Montenegro ya han celebrado vigilias de oración como respuesta, pidiendo la protección de Dios.
Los medios locales añaden que algunas comunidades evangélicas también han incluido esta intención en sus cultos de estos días.
¿Qué dice la ley colombiana?
El obispo de Armenia ha apuntado, además, un aspecto importante en este caso: sus palabras no son simplemente una crítica desde la postura católica, sino que responden al ordenamiento jurídico civil de Colombia.
Porque si bien es verdad que está reconocida la libertad religiosa, como decía unas líneas más arriba el oficial de la policía, esta libertad viene regulada y limitada por la legislación.
La norma más importante es la contenida en el artículo 19 de la Constitución Política de Colombia del año 1991, que dice lo siguiente: “Se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tiene derecho a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva. Todas las confesiones religiosas e iglesias son igualmente libres ante la ley”.
El marco jurídico de esta libertad reconocida por la Constitución se desarrolla más en la ley 133 de 1994, donde se aclara, entre otras cosas, que “no se incluyen dentro del ámbito de aplicación de la presente Ley las actividades relacionadas con el estudio y experimentación de los fenómenos psíquicos o parapsicológicos; el satanismo, las prácticas mágicas o supersticiosas o espiritistas u otras análogas ajenas a la religión” (artículo 5).
Se trata de una formulación muy semejante a la que hace la Ley Orgánica de Libertad Religiosa de España, del año 1980, en su artículo 3, pero en el caso colombiano se especifica el satanismo, cosa que no ocurre en la norma española.
Por lo que puede entenderse que la capilla abierta en Calarcá no disfrutaría del derecho al ejercicio de la libertad de cultos si se hace una interpretación estricta del artículo.
¿A quién adoran?
El promotor de este nuevo lugar de adoración satánica se llama Víctor Damián Rozo. En declaraciones a la emisora Blu Radio, Rozo distingue entre Satanás y Lucifer, afirmando que “nosotros no adoramos a Satanás ni hacemos sacrificios, nosotros veneramos a Lucifer, que para nosotros es nuestro dios, y eso no tiene absolutamente nada que ver con el demonio como creen algunos”.
Aunque juega con el lenguaje y con los diversos nombres dados por la fe cristiana al demonio, queda claro de quién se declara seguidor: “no tenemos nada que ver con el diablo, simplemente adoramos a Lucifer, que es nuestro ángel de luz, que se rebeló ante el gran dictador que para nosotros es Dios”. El rechazo del Dios revelado en Jesucristo es directo y patente.
Víctor Damián Rozo también explica que los rituales que tiene previsto hacer en la capilla consisten en el “agradecimiento con el ángel de luz por favores recibidos”.
A pesar de lo que dice claramente la ley colombiana y hemos visto más arriba, el líder luciferino dice que “muchas veces las autoridades han llegado para buscar la forma de cerrarnos pero todos nuestros papeles están al día y no tienen nada que hacer”.
No sólo eso, sino que aprovecha para hacer un provocativo proselitismo utilizando la atención mediática para decir: “deberían intentar adorar a Lucifer y verán cómo les cambia la vida”.
¿Quién es este personaje?
Después de ver declaraciones como éstas en los medios colombianos, es lógico que aparezca la curiosidad por el ciudadano que ha construido la capilla de adoración a Lucifer como “ser de luz” y que el lector se cuestione: ¿habla en serio y quiere promover este culto contrario a Dios, es una persona con problemas mentales o simplemente es un estafador que pretende la popularidad y atraer así a gente interesada en lo oculto y lo demoníaco?
Una sencilla búsqueda en Internet nos sorprende enseguida con una presencia “múltiple” de Víctor Damián Rozo Villarreal en Facebook.
En esta popular red social podemos encontrar hasta 13 páginas y 14 perfiles personales de Rozo, algunas de ellos sin actualizar desde hace meses, pero todos con la misma estética ocultista y satánica, y con mensajes muy semejantes (aunque en algunas de las páginas aparece como “personaje público”, en otros como “Iglesia/organización religiosa” e incluso en otras categorías como artista o empresario).
Si nos ponemos a contar sus blogs, la lista asciende a más de 160. En todos ellos encontramos amarres, vudú, santería, pactos con el diablo, magia negra, etc.
También ha publicado vídeos en Youtube, en la misma línea de su presencia en Facebook y en los blogs, e incluso ha abierto una página web titulada “Cómo se hace un pacto con el diablo”.
Su finalidad –corrigiendo sus abundantes faltas de ortografía– no es otra que “contribuir al crecimiento material de todas las personas alrededor del mundo por medio de una asesoría eficaz para hacer un pacto con el diablo, con resultados 100 % efectivos quedando satisfechos y complacidos para todo aquel que quiera saber cómo se hace un pacto con Satanás”.
Víctor Damián Rozo pretende “contar para el año 2024 con 10 millones de ahijados alrededor del mundo, que puedan dar fe y testimonio de que hacer un pacto con Lucifer no es otra cosa que cambiar de doctrina y que hayan encontrado la felicidad integral al hacer un pacto con el diablo”.
Afirma que ahora tiene más de 4.000 “ahijados”. En su nueva capilla, llamada por él “Semillas de luz”, dice contar con 200 adeptos.
Pactar con el diablo
Con un desparpajo sorprendente, el líder luciferino explica el pacto con el demonio como si fuera lo más natural y positivo del mundo. “No es otra cosa que cambiar de doctrina, cambiar de dios. ¿Cuánto lleva adorando a ese dios y qué le ha dado? Adore a Lucifer: él sí es un Dios que complace y nos da el gusto”. Aquí ya podemos ver la clave: que la persona haga su propia voluntad, sin normas ni cortapisas de tipo moral o religioso.
Por supuesto, la Iglesia católica es “la gran ramera” que habría sometido a todos sus miembros imponiéndoles una doctrina, de la que ahora Rozo quiere liberarlos.
Los católicos “han creado un tabú a la hora de hablar de Lucifer, te han atemorizado desde niño para hacerte creer que Lucifer es mentiroso y malo y te han llevado donde ellos han querido que estés, y todo para enriquecer sus arcas y tener al pueblo sometido bajo su potestad”.
La rebelión de Lucifer, según este líder, habría consistido en “no estar de acuerdo con la forma como Dios (el dictador) hacía las cosas. Si eso es ser un pecador, entonces todos vivimos en pecado, pues siempre estaremos en desacuerdo con muchas cosas y en rebelión con muchos dictadores y tiranos… como Dios”.
Volviendo al pacto satánico, Víctor Damián Rozo insiste en que su finalidad es el “éxito financiero”, un reclamo muy interesante para tantas personas. Aunque “él no sólo te dará dinero; te dará todo lo que le pidas”.
Asegura que se trata de un proceso que dura 25 días y que no tiene consecuencias negativas para el que hace el pacto ni para su familia… ni siquiera habrá “posesiones demoniacas”.
No sólo eso, sino que Rozo propone la “doble pertenencia” para evitar que muchos se echen para atrás al prever el posible rechazo de su familia o de su comunidad: “después del pacto podrás llevar una vida normal. Esto incluye que podrás asistir a ceremonias religiosas como matrimonios, bautizos, sin importar la religión, pero tú en el fondo sabrás quién es tu dios”.
Y llegamos a lo que nos da la clave de la cuestión. Lo podemos ver cuando el líder luciferino dice: “no tendrás que hacer ningún tipo de sacrificio ni asistir a sectas, ni rituales satánicos. El sacrificio lo hago yo”.
Es decir: una relación personal de dependencia con el gurú o vidente. Así es: “tendrás que seguir mis instrucciones al pie de la letra, que te estaré dando diariamente por email o vía telefónica”.
Pone un ejemplo: “si te envío una oración para que la hagas a las 11 pm, a esa hora la tienes que hacer, no antes ni después, porque tenemos que estar coordinados. A la hora que tú estés haciendo dicha oración yo estaré trabajando en mi altar con tu fotografía y tus datos”.
Esto confirma lo que se sospecha al ver sus anuncios en las redes sociales de Internet: un vidente más, pero que ha aprovechado toda la parafernalia satánica para lograr popularidad e incluso ampararse en la libertad religiosa. ¿Una estafa? Seguro que sí.
La reacción del obispo
Pablo Emiro Salas, obispo de Armenia desde 2014, ha reaccionado con rapidez ante esta noticia preocupante.
En un comunicado escrito con gran detalle, el prelado resume la doctrina católica sobre el diablo (que “existe, no es un mito”, tal como atestiguan la Sagrada Escritura, las mismas palabras de Jesús, el magisterio de la Iglesia, el catecismo y las frecuentes alusiones del papa Francisco, como recuerda monseñor Salas).
No sólo eso, sino que el obispo de Armenia hace un discernimiento cristiano del culto satánico, señalando que “se constituye en una forma de idolatría, es decir, en un auténtico pecado mortal” y que “cualquier forma de culto satánico es una opción por el Diablo frente a la fe en Dios”.
Por ello se dirige a su clero y a sus fieles para plantearles cuál debe ser la reacción de los creyentes: “vivamos con autenticidad nuestra fe y rechacemos toda forma de pecado y seducciones engañosas del demonio”.
Recuerda también que “la vida cristiana es un combate, una permanente lucha contra el mal; siempre estaremos combatiendo contra el enemigo que pretende separarnos de Dios”. Y afirma que es una oportunidad “para evangelizar con seriedad”.
“No seamos ingenuos ni cobardes”, escribe. Y va más allá del ámbito eclesial para señalar con acierto que “el culto a Satanás siempre será un desafío no sólo para la fe, sino también para la sociedad misma, para la moral pública, para las familias, para nuestros hijos, para el orden institucional”.
Porque en torno al satanismo “se viven situaciones muy dramáticas que ponen en riesgo la integridad de las personas que lo frecuentan y que en muchos casos, se configuran como auténticos delitos ante las leyes del país”.
Y por ello el obispo de Armenia llama a las autoridades a que velen “por la integridad de las personas y especialmente de los niños, adolescentes y jóvenes del Quindío”.