Una nueva ley, votada por el Congreso de Texas, de mayoría republicana, permitirá, de ahora en adelante, que los ciudadanos con permiso de portar una pistola, lo hagan público, ya sea con una funda en la cintura o con una en el hombro. Como en el “salvaje oeste”.
La controvertida ley, que ha puesto en entredicho cualquier medida de control de violencia en las calles, entró en vigor el pasado viernes 1 de enero y contrasta con otra ley que tembién entró en vigor ese mismo día pero en Seattle (Washington), en donde el Consejo local determinó un “impuesto de violencia a las pistolas” y a las municiones.
En Seattle, todos los que compren armas y municiones tendrán que pagar un nuevo impuesto –de 25 dólares para las pistolas—mediante el cual se pretende financiar programas para detener la violencia armada en Estados Unidos, y para aliviar un poco los males que se provocan en la gente víctima de tiroteos masivos.
El lobby de las armas en Estados Unidos –un lobby muy poderoso—ha propiciado la ley texana, y, seguramente, presionará para que se eche abajo la ley de Seattle. Lo cierto es que esta nueva legislación en el Estado de Texas puede resultar terrible en términos de combate a la violencia callejera y al terrorismo.
¿Quién va a saber las intenciones?
Según cita en su sección editorial The New York Times, el jefe policiaco de la ciudad de Houston (Texas), Charles McCelland, dijo que sus oficiales tendrán que saber distinguir (y pactar) con ciudadanos armados y combatir criminales o terroristas. “¿Cómo se supone que ellos van a saber si el hombre con una pistola es un buen tipo o un mal tipo?”, preguntó McCelland.
La ley que da libertad de portar armas de manera visible en la ciudad ha sido celebrada por los 922,197 poseedores de pistolas en Texas que podrán ahora llevarlas al cinturón, como John Wayne. Aunque prohibe que se entre con ellas en juzgados, escuelas, arenas deportivas y en negocios, lo cierto es que abre muchas posibilidades de “uso” de armas en ese importante Estado de la Unión Americana.
La diócesis de Dallas ha sido muy enfática al señalar que en los templos y en las parroquias de su jurisdicción está prohibido entrar con armas. Lo mismo los grandes almacenes y cadenas de restaurantes impedirán que esta ley se lleve a cabo en sus dependencias. Por el otro lado, la Primera Iglesia Bautista de Arlington (en el área de Dallas) ha decidido que es “seguro” para sus 2,500, fieles que los poseedores de armas acudan al templo haciéndolas visibles.
Con esto, Texas se une a 45 estados en la Unión Americana que permiten la libre portación de pistolas en vía pública. Y las confusiones son constantes. Una mujer llamó al servicio de emergencia 911 en Colorado Sprimgs en octubre pasado para informar que un hombre iba blandiendo su arma por la calle.
Le respondieron que el hombre “tenía el derecho” de hacerlo. ¿La consecuencia? Que ese mismo hombre, acto seguido, comenzó a disparar al azar, frente a la puerta de la casa de la denunciante y mató a tres personas inocentes…