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Cuando eres gay y quieres bautizar a tus hijos

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Caitlin Childs

Hombre con niña y bandera homosexual

Brian Fraga - publicado el 04/01/16

Cómo afronta la Iglesia un fenómeno creciente

Los sacerdotes y obispos de Estados Unidos se enfrentan cada vez más frecuentemente al reto de equilibrar sus sensibilidades pastorales con la preocupación de originar un escándalo público ante las parejas del mismo sexo de todo el país que acuden a la Iglesia a bautizar a sus bebés.

Se trata de un fenómeno creciente que fue tema de debate del Sínodo extraordinario de Obispos sobre la familia. La situación ya era motivo de reflexión entre varios obispos y pastores.

La diócesis de Madison, Wisconsin, ya está implementando una normativa nueva que exige a los sacerdotes consultar con el vicario general diocesano cada vez que una pareja del mismo sexo solicite el bautismo de un niño o niña.

“Como saben, hay multitud de dificultades, retos y consideraciones asociados con esas uniones antinaturales (incluyendo el escándalo) ligadas al bautismo de un niño, y dichas consideraciones se relacionan con la teología, el derecho canónico, el enfoque pastoral, la adaptación litúrgica y el registro sacramental”, escribe James Bartylla, vicario general diocesano de Madison, dirigiéndose en un correo electrónico interno a sacerdotes, recogido por primera vez por el diario Wisconsin State Journal.

En cierto modo, las parejas del mismo sexo que buscan el bautismo de los niños a su cargo son la continuación de una tendencia de las últimas décadas en Estados Unidos, que presentaba la necesidad de bautizar en la Iglesia católica a un creciente número de bebés nacidos fuera del matrimonio.

La actitud general de los obispos y sacerdotes ha sido la de bautizar a los niños siempre y cuando los padres no dijeran públicamente que disentían de la doctrina de la Iglesia sobre la intimidad sexual y su lugar correspondiente en el matrimonio entre un hombre y una mujer.

“Aunque las personas hayan caído en la debilidad, se presuponía que al menos aceptaban la norma y que intentarían vivir conforme a ella”, escribía Charles Pope el 29 de junio en su blog para la página web de la archidiócesis de Washington.

Tanto el papa Francisco como el papa Emérito Benedicto XVI durante su pontificado han defendido la práctica de bautizar a niños cuyos padres no viven conforme a la doctrina de la Iglesia, sobre la base de que los niños no tienen culpa de la situación de sus padres y de que el bautismo puede tener un efecto evangelizador.

Sin embargo, la situación con las parejas del mismo sexo que quieren bautizar a sus bebés presenta una nueva serie de cuestiones.

Un pastor tiene que considerar si la sincera intención de la pareja es la de educar al niño en la fe católica o si, por contra, los padres buscan una forma de legitimar su unión.

En ocasiones no tienen una intención real de educar a sus hijos en el ejercicio de la fe. Sólo quieren que su bebé esté bautizado, así que esto hay que confrontarlo”, explica Roger Landry, sacerdote de la diócesis de Fall River, Massachusetts, quien afirma hacer recibido en tres ocasiones a parejas del mismo sexo que buscaban preparar un bautismo.

Landry explicó a Aleteia que retrasó el bautismo de uno de los niños cuando quedó claro que sus padres no tenían intención de educarlo en la fe, sino que buscaban usar el bautismo como un símbolo de la aceptación de la Iglesia de su estilo de vida, además de para complacer a sus respectivas familias católicas.

En el caso de las otras parejas, Landry comentó que los padres accedieron a cumplir con sus obligaciones después de que les explicara el rito bautismal y su responsabilidad en la educación de sus hijos en la fe católica.

“Así espero crear un diálogo que más adelante les permita comenzar a aplicar un entendimiento más completo de las enseñanzas de la Iglesia respecto a las decisiones que han tomado en sus vidas”, continuó Landry.

Y añadió que la esperanza a largo plazo es la de una transformación vital que rara vez sucede tras una única conversación de una hora.

El Código del Derecho Canónico explica que para que un niño sea bautizado en la Iglesia “se requiere (…) que haya esperanza fundada de que el niño va a ser educado en la religión católica” (Canon 868).

La Conferencia de los Obispos Católicos de los Estados Unidos, en su documento de 2006 Ministerio a las personas con inclinación homosexual: Directrices para la atención pastoral, explica que la Iglesia no niega el bautismo de los niños al cuidado de parejas del mismo sexo, siempre y cuando sean educados en la fe.

“En los casos en que se permita el bautismo, los ministros pastorales deben ejercer un juicio prudencial cuando preparen las ceremonias bautismales”, explican los obispos en el mencionado documento, explicando también que el bautismo de niños en hogares de parejas del mismo sexo “presenta una seria preocupación pastoral”.

En Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización, el documento de trabajo para el Sínodo sobre la Familia que tuvo lugar en octubre de 2014, se recoge que muchos de los encuestados que respondieron a una serie de preguntas distribuidas por toda la Iglesia el año 2013 indicaron que “sería útil recibir directrices pastorales más concretas para estas situaciones”.

Cuando parejas del mismo sexo traen a niños para ser bautizados, el documento recoge que “las respuestas, casi por unanimidad, subrayan que el pequeño debe ser acogido con la misma atención, ternura y solicitud que reciben los otros niños”.

“Cuando personas en una situación irregular de cualquier índole piden el bautismo para niños a su cargo, los sacerdotes y otros ministros de la Iglesia deben considerarlo como una oportunidad preciosa tanto con respecto a los niños como a aquellos que a su cargo”, declara el Peter F. Ryan, director ejecutivo de la Secretaría de Doctrina de la Conferencia de los Obispos Católicos de los Estados Unidos.

En estas ocasiones, los ministros de la Iglesia deben rogar a Jesús por la gracia que necesitan para comunicar de forma efectiva y sincera su amor y la verdad que enseña su ofrenda de vida. Los ministros deben además ser discretos para asegurar que se cumplan las condiciones para un bautismo lícito y se evite el escándalo”, expuso Ryan a Aleteia.

En este intento por encontrar un equilibrio entre el derecho del niño al bautismo y la preocupación por provocar un escándalo, la Iglesia se encuentra “entre la espada y la pared”, asegura John Grabowski, profesor de teología moral y ética en la Universidad Católica de América.

“La Iglesia, al conceder el bautismo a niños de parejas no casadas, en particular parejas del mismo sexo, podría dar pie a interpretaciones por personas tanto dentro como fuera de la Iglesia de que se está dando una aprobación tácita a estas relaciones y diciendo que son tan buenas como cualquier otro matrimonio», declaró Grabowski a Aleteia.

“Los obispos están intentando hacerlo lo mejor que pueden como pastores con una situación muy importante y sensible, donde ambos juegos de intereses se encuentran en tensión mutua”, añadió Grabowski.

Carlos Ñáñez, arzobispo de Córdoba, Argentina, explicó en abril de 2014 que el bautismo de un bebé criado por su madre biológica y por su pareja del mismo sexo no suponía un respaldo a su estilo de vida.

El arzobispo contó que el caso “es como el de cualquier persona que pide el Bautismo” y que el bautismo es un “derecho” de la niña.

En mayo del mismo año, en Saltillo, México, el obispo Raúl Vera López bautizó a una niña al cargo de una pareja lesbiana. Según consta en los medios locales, el arzobispo declaró que si los padres buscan el bautismo “es porque hay fe cristiana”.

El Padre Landry, de la diócesis de Fall River, dijo que una de las parejas de lesbianas que acudieron a él cumplió con su promesa de educar al bebé en la fe católica. La pareja estuvo llevando al hijo a misa los domingos y no recibía la Sagrada Comunión.

“Pero estaban ahí todas las semanas”, relató el Padre Landry. “Tenían claro el compromiso que hicieron con el bautismo. Les doy mucho crédito por eso”.

Landry continuó explicando que puede haber diferentes valoraciones pastorales sobre lo que significa tener una “esperanza fundada” en que los padres —y los padrinos— cumplirán con los compromisos que hacen en nombre del bebé con el bautismo.

“Definitivamente queremos ser capaces de bautizar a los bebés debido a las consecuencias para la salvación que Jesús explicó de forma clara en los Evangelios”, matiza el Padre Landry.

“Yo mismo y la mayoría de pastores interpretamos de forma muy indulgente el requerimiento de una esperanza bien fundada cuando los padres declaran su intención de criar a su hijo conforme a la fe católica, enseñándoles y yendo a misa. Es posible que no cumplan con su compromiso, pero siempre y cuando hagan el compromiso verbal es suficiente, porque queremos ver al bebé bautizado”.

Y añadió: “No hay que culpar al bebé por las circunstancias en las que están”.

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