Una lista exhaustiva de la que puedes escoger una acción para poner en práctica
- Resiste al sarcasmo, lo opuesto a la misericordia
- Comparte tus bienes con los más necesitados
- Llama a una persona sola, sobre todo si conoces la razón de su soledad
- Escribe y envía una carta de perdón a una persona
- Planifica una mini-peregrinación
- Adopta un comportamiento responsable en internet
- Sé lo bastante generoso como para permitirle a alguien que te ayude. La gente necesita sentirse útil
- Propón tus servicios como cuidador de niños o en la cocina a una madre sobrecargada para que pueda dedicarse a ella durante unas horas
- Contén tu lengua
- Propón hacerle la compra a alguien que no pueda salir
- Si te resulta difícil sentarte al lado de un indigente, envía al menos un donativo a una asociación
- Si compartes la comida, quédate la parte más pequeña
- Propón llevar en coche a una persona mayor a misa
- Apaga tu teléfono e intenta escuchar atentamente a los que te rodean
- Aprovecha las rebajas para comprar algunas cosas útiles, artículos de baño por ejemplo, y ofréceselo a las personas de tu entorno
- Lee la encíclica Dives in Misericordia de Juan Pablo II
- Organiza un pequeño ritual al final de la jornada para pedir perdón a las personas con las que vives
- Escribe una lista de tus “enemigos” y reza cada día por ellos
- Decide sonreír, decir buenos días, conversar con gente que no forma parte de tu círculo cotidiano
- Ofrece algo que te guste verdaderamente a alguien que sabes que lo va a apreciar
- Responde a la provocación con el respeto que te gustaría testimoniar
- Dedica unos minutos de tu semana a ir a la iglesia, a recogerte o sencillamente estar con Cristo misericordioso
- Cuando una conversación baje el nivel, intenta cambiar de tema
- ¿Tocas un instrumento de música? ¿Recitas poesía? Ofrece “conciertos” gratuitos a los olvidados de la residencia de ancianos
- Ve a recogerte ante la tumba de un ser querido y mientras te diriges allí reza un rosario por todos los difuntos inhumados en ese lugar
- Haz un retiro. Si eso no es posible, intenta al menos dedicar un día, o una tarde, al recogimiento
- Reconoce tus celos, ante ti mismo y ante tu confesor
- Poponte rezar con otro y por qué no con alguien que te encuentres en la calle y que parezca sentir necesidad de ello
- Guarda tus imágenes piadosas o medallas bendecidas a mano y ofréceselas a las personas que te encuentres como signo de bendición
- Organiza una fiesta con otros parroquianos e invita a todos los que estén en el “cruce de caminos”
- Si uno de tus conocidos parece no tener fe, comparte un poco de la tuya, dile hasta qué punto Cristo ha cambiado tu vida
- Ofrece tu hospitalidad a personas a las que nunca invitarías espontáneamente
- Paga el parking o el peaje a alguien que esté detrás de ti
- Lee al papa Benedicto XVI, te sorprenderá
- Reza cada día por las almas del Purgatorio, reza por tus difuntos