separateurCreated with Sketch.

Solo en Misa no decimos “amén” cuando rezamos esta oración

Redacción de Aleteia - publicado el 14/12/15 - actualizado el 11/11/23
Siempre que rezamos el Padrenuestro terminamos diciendo la palabra "amén", excepto durante la Misa. Esto tiene una razón y aquí te la explicamos

La palabra "amén", uno de los vocablos más utilizados por los cristianos, es difícilmente traducible en su sentido más profundo (por eso se mantiene en hebreo, el idioma original) y se utiliza siempre en relación con Dios.

Pronunciar esta palabra es proclamar que se tiene por verdadero lo que se acaba de decir, con el objetivo de ratificar una proposición o unirse a ella o a una oración.

Por eso, expresado en forma grupal, en el ámbito de un servicio divino u oficio religioso, también significa "estar de acuerdo" con lo expresado.

¿Para qué se utiliza?

La palabra "amén" se utiliza siempre para concluir las oraciones. Sin embargo, la oración por excelencia, el Padre nuestro, se concluye siempre con el "amén", excepto cuando se dice durante la Misa.

Hay que señalar que el Padre nuestro es la única oración de la Iglesia que está integrada en la liturgia de la Misa.

¿Por que no decimos amén?

¿Cuál es la explicación? Pues, sencillamente, no se dice "amén" porque la oración no ha terminado aún.

Después de que la asamblea concluye diciendo "y líbranos del mal", en lugar de decir "amén", el sacerdote continúa hablando. La liturgia llama a esto con una palabra: "embolismo"; lo cual quiere decir que es una oración que recoge y desarrolla una oración precedente.

El sacerdote desarrolla la última petición del Padre nuestro (... y líbranos del mal), y continúa diciendo:

"Líbranos Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos contra toda perturbación, mientras aguardamos la gloriosa venida de nuestro salvador, Jesucristo".

¿Cómo acaba la oración?

Y el pueblo responde con una antiquísima aclamación, cuyo origen se pierde en los primeros siglos de la historia de la Iglesia:

"Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor".

Así que el Padre nuestro queda integrado totalmente en la liturgia eucarística, no como un añadido sino como parte fundamental de ella.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.