Un lector nos ha escrito: “El cristiano está entregado a la oración. Sabe que la oración es una fuerza. Se nos sugiere que oremos por nosotros mismos, por nuestros seres queridos, pero también y sobretodo por los ‘enemigos’. Es nuestro deber orar por quien equivocadamente comete un mal en el mundo. Me pregunto entonces ¿por qué no se puede (o al menos no lo hacemos habitualmente) orar para que el Señor Dios convierta al Enemigo con n mayúscula: al Diablo? Una pregunta probablemente provocadora, pero es una duda que tengo en el fondo. Gracias”.
Responde a Aleteia el exorcista y ensayista don Gianni Sini con una premisa: “Es verdad que el Señor pide a los cristianos un amor más grande, además de la fuerza de orar por los enemigos y por todos aquellos que nos hacen daño, pero quien obra el mal está llamado a una revisión en su vida, al arrepentimiento y a un sincero regreso a Dios. Sabemos también que la conversión de los demás pasa antes que nada a través de nuestra conversión”.
El amor de los ángeles
¿El diablo se puede convertir? Sería más correcto preguntarse: ¿el diablo se quiere convertir? “Ya en su tiempo el papa Juan Pablo II – subraya Sini – en las catequesis sobre los ángeles y los demonios, dijo que ‘En la perfección de su naturaleza espiritual, los ángeles están llamados desde el principio, en razón de su inteligencia, a conocer la verdad y a amar el bien que conocen en la verdad de modo mucho más pleno y perfecto que cuanto es posible al hombre’”.
La posibilidad del pecado
“Este amor es el acto de una voluntad libre, por lo cual también para los ángeles la libertad significa posibilidad de hacer una elección en favor o en contra del Bien que ellos conocen, esto es, Dios mismo”. El papa agrega que “creando a los espíritus puros, como seres libres, Dios, en su Providencia, no podía no prever también la posibilidad del pecado de los ángeles”.
El rechazo de Dios
¿Cómo comprender una oposición y rebelión tal a Dios en seres dotados de una inteligencia tan viva y enriquecidos de tanta luz? ¿Cuál es el motivo de esa elección radical e irreversible contra Dios? “Los Padres de la Iglesia y los teólogos, dice el pontífice, no dudan en hablar de ‘ceguera’, producida por la supervaloración de la perfección del propio ser – subraya el exorcista – impulsada hasta el punto de velar la supremacía de Dios que exigía, en cambio, un acto de dócil y obediente sumisión, que manifiestan el radical e irreversible rechazo de tomar parte en la edificación del reino de Dios en el mundo creado”.
Odio y rebelión
«Basándose en su libertad creada, han realizado una opción radical e irreversible, al igual que la de los ángeles buenos, pero diametralmente opuesta: en lugar de una aceptación de Dios, plena de amor, le han opuesto un rechazo inspirado por un falso sentido de autosuficiencia, de aversión y hasta de odio, que se ha convertido en rebelión». El odio y la rebelión a Dios “la manifiestan intentando arrastrar al hombre a la misma caída. Orígenes supuso, al final de los tiempos, la conversión del diablo, pero los Concilios siempre han afirmado que al diablo, a diferencia del hombre, con motivo de su inteligencia superior por la naturaleza angélica, no se le ofrece ninguna posibilidad de arrepentimiento”.
El diablo no se arrepiente
Es verdad, concluye Sini, “que también los demonios creen en Dios. Santiago dice que también los demonios tiemblan porque saben que existe una felicidad que ellos no pueden ya gozar ni alcanzar. Yo nunca he oído a un diablo afirmar, en boca del poseído, que pretendiera arrepentirse por haber desobedecido a Dios, a lo más ostentar con orgullo que aún conservaba el poder de alejar a muchas personas de Dios y que de todas maneras nunca lograríamos convertirlas a todas. Otra afirmación que oigo a menudo por parte de los endemoniados es esta: muchos de vuestros amigos están con nosotros. Tremenda afirmación que nos debe hacer reflexionar”.
Hoy celebramos a...