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¿Qué es realmente el Santo Grial?

Cattonerd - publicado el 13/12/15

Un viaje en busca de la inmortalidadLa búsqueda de este objeto legendario de poderes extraordinarios desde la Edad Media ha desencadenado la fantasía popular, encendiendo los corazones de muchos escritores que han contado su mito a través de sagas y poemas caballerescos. Se le ha buscado en todos lados, porque sus poderes, según la leyenda, dan vida eterna y conocimiento.

Sin embargo, no todos los mortales serán capaces de llegar al Grial, sino solamente aquellos puros de corazón.

A lo largo del tiempo ha asumido formas distintas, lo encontramos a menudo bajo la forma de un cáliz luego una copa y finalmente un libro.

Templarios y Grial… una pintura que hace referencia a la prueba del Grial en la película “Indiana Jones y la última cruzada”

Pero ¿qué es realmente el Grial? Es un objeto material o en realidad representa algo más espiritual?

Los orígenes del mito

La versión clásica del Grial que todos tenemos en mente es la de la copa con la que Jesús celebró la Última Cena y en la cual José de Arimatea recogió la sangre del costado del Cristo crucificado. Pero esta versión del Grial se remonta al 1202, cuando Robert De Boron la introdujo en el poema “Joseph d’Arimathie”, fusionándola con el mito céltico del caldero.

El caldero, de hecho, en las leyendas célticas como el del dios Dagda era símbolo de abundancia que distribuye comida inagotable y conocimiento infinito, pero también símbolo de resurrección en que se arroja a los muertos para que resuciten al día siguiente. El caldero nutre a los guerreros célticos como la sangre contenida en el cáliz nutre la fe de los cristianos y los regenera a una vida nueva…

Desde entonces y en adelante la leyenda del Grial se lee definitivamente con el cáliz de Cristo, volviéndose un símbolo cristiano. Por lo tanto, el mito del Grial tiene raíces mucho más arcaicas que el cristianismo y nace de la fusión de leyendas antiguas presentes en muchas culturas.

El origen del término “Grial” de hecho se remonta al término latín Gradalis, que significa cuenco o tarro, estos objetos en la mitología clásica representaban el poder benéfico de las fuerzas superiores, basta pensar en la Cornucopia de los griegos y romanos.

Alrededor del 1210 el alemán Wolfram Von Eschembach, en el poema “Parzifal”, parte del ciclo artúrico, ofrece una nueva interpretación sobre la naturaleza del Santo Grial. Ya no es una copa sino una piedra purísima, llamada Lapis exillis, esta piedra con poderes milagrosos concede incluso la inmortalidad.

El término lapis exillis fue interpretado como lapis ex coelis o “piedra caída del cielo”.

Parsifal, recuperando el Grial, en esta imagen colocado en la misma perspectiva de la cruz en alto, permitirá la redención de todo el reino (foto)

La piedra caída del cielo

Algunos han comparado la lapis exillis a la Lia Fàil o “piedra del destino” que según una antigua leyenda irlandesa un pueblo de semidioses, llamados Thuata di Danan, trajeron consigo desde su primera morada, el cielo. Eschembach sostiene que la piedra era una esmeralda caída de la frente de Lucifer y conducido a la tierra por los ángeles que habían permanecido neutrales durante la rebelión.

Los ángeles proclamaron a Tirutel señor del Reino del Grial y colocaron la piedra en las manos de su hija Schoysiane, pues el Grial podía ser tocado sólo por una virgen. El hijo de Tirutel, Amfortas, que fue coronado nuevo rey, fue seducido por la bruja Kundry y cayó junto a ella en pecado permaneciendo gravemente discapacitado. Su discapacidad se vertió también en su reino transformándolo en una tierra árida y desolada.

Fue el joven y puro Parsifal, también descendiente del viejo rey Tirutel, y caballero de la mesa redonda, quien curó la discapacidad de Amfortas y salvó y redimió a todo el reino volviéndose el nuevo rey del Grial.

En la novela de Wolfram Von Eschenbach, el Grial se vuelve símbolo eucarístico y sus custodios, los Templarios, viven alimentándose únicamente de su energía; sólo quien conoce una total pureza moral puede llevarlo consigo y, durante el viernes santo, una paloma pone sobre la piedra una hostia consagrada, esa hostia confiere al Grial su inmenso poder.

Hacia el siglo XIII, su concepción cambia y el Grial fue incluso asociado a un libro que escribió el mismo Jesús y que podía ser leído solamente por quien estuviera en la gracia de Dios.

La piedra sobre la que reposa Jacob es la casa de Dios (cf. Gn 28, 16-22) (foto)

Según las visiones de la beata Ana Catalina Emmerick, el Grial hecho de un material desconocido caído de la frente del Lucifer después de la rebelión, y perdido por Adán después del pecado original, fue recuperado más tarde por el hijo Seth y perdido nuevamente, salvado por Noé durante el diluvio y sucesivamente utilizado por Melquisedec para bendecir a Abraham y a Sara.

Luego estuvo en manos de Moisés antes de volver a desaparecer. Reaparece en la tierra cuando un ángel llevó el objeto sagrado a san Joaquín antes de la concepción de María, pero el sacerdote del templo vendió el objeto sagrado a un anticuario. Fue recuperado por la Verónica para ser usado por Jesús en la Última Cena.

Pero la piedra caída del cielo es atribuible también a la piedra negra custodiada en la Ka’ba de la Meca, que según la tradición islámica Alá la hizo descender del paraíso a la tierra. Durante el diluvio universal, la piedra fue puesta a salvo por Noé para luego ser recuperada por Abraham en los alrededores del lugar de donde surge la Meca.

El tesoro más antiguo

Se trata en cualquier caso de algo que se perdió enseguida a la edad de oro, un objeto real o simbólico que hace referencia a un esplendor pasado. Posee características similares al Grial, es decir, capaz de mantener la vida, dar conocimiento y curar la naturaleza humana, otro objeto legendario: la Piedra Filosofal, que encontramos con sus peculiaridades en la saga de “Harry Potter” y en el manga/anime “Fullmetal Alchemist”, símbolo de la alquimia por su capacidad de poder trasmutar los metales corrientes en oro.

El oro era el único metal conocido capaz de permanecer inalterado en el tiempo. Por lo tanto, es “esencia primigenia” que representa la condición inmortal y primordial perdida. No por casualidad es una característica de gran parte de los metales legendarios, del latón al adamantio, del que el Mithril de la Tierra Media – ligero pero indestructible – es la mejor síntesis.

Santo Grial o Piedra Filosofal, en ambos casos es un medio para curar al hombre y conducirlo a la inmortalidad o a la condición idílica adánica, una nostalgia de los primeros tiempos que no sólo da testimonio de un malestar real, el de la miseria humana, sino que casi es capaz de comprobar que la historia de la humanidad fue marcada por un momento de pérdida o ruptura ancestral.

En “Harry Potter y la Piedra Filosofal” Dumbledore esconde la Piedra dentro del Espejo de Oesed. De esta manera sólo una persona que desea la Piedra para no usarla podría obtenerla. No por casualidad, el mismo espejo es usado por el mago como prueba para determinar quien no es puro de corazón (foto)

¿Qué vuelve al hombre inmortal?

En la tradición cristiana la piedra de la inmortalidad no es otra cosa que el mismo Jesucristo, es decir, la piedra angular sobre la que fue constituida la Iglesia de Dios. Y sobre Él hay algunas “piedras vivas”, que representan a todos los creyentes unidos entre sí para elevar el templo santo del Señor (Ef 2,20-22; 1P 2,4-5).

Para san Pablo la piedra espiritual que seguía y apagaba la sed de los judíos en el paso por el desierto era la imagen de Cristo (1 Co 10,1-4).

Es justo decir que el Santo Grial asume un carácter espiritual y material. Éste, de hecho, representa el más grande don que Dios le hace al hombre: o sea su Espíritu. El Espíritu Santo que a través del sacrificio de Cristo descendido sobre la tierra mandado por el Padre, desciende sobre el hombre y sólo por medio de la Eucaristía nos regenera en un cuerpo y una alma nuevos, permitiéndonos volver a tener contacto con Dios.

Además, el Espíritu Santo que desciende sobre el hombre constituye el efecto de la redención, que con el cuerpo y la sangre de Cristo nos restituye el estado perdido en la caída.

El hombre que se vuelve hijo de Dios es relación con Dios. Esto lo vuelve inmortal, a imagen y semejanza de Dios. Jesús es la piedra que se perdió tras el pecado original, el legendario Grial, que como en “Harry Potter y la Piedra Filosofal” y como en “Indiana Jones y la última cruzada” puede ser alcanzado no quien desea el poder y el conocimiento o teme a la muerte, sino sólo por aquellos que sinceramente desean el bien: establecer una relación filiar con Aquel que es el principio y el fin de todo.

Jesús: “«No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino.» (Jn 14, 1-4).



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