Hoy, aunque no lo creas, es un día especial. Dios te lo ha regalado. Y vamos a hacer algo estupendo, insólito.
Compraré la mejor tarjeta de agradecimiento que encuentre, la más hermosa, la más grande y espectacular.
En ella vas a escribir estas sencillas palabras:
“GRACIAS POR SER SACERDOTE”.
Luego, llévasela al cura de tu parroquia, al sacerdote que te confiesa (en el mismo confesionario), al sacerdote anciano que espera compañía, al que está enfermo.
Les debes tanto. Y nunca encontrarás suficientes maneras de agradecerles.
Mi esposa Vida suele decir: “Es de bien nacido, ser agradecido”.
Hoy, nuestro Adviento será amar a aquellos que le dijeron: “Sí”, al llamado de Jesús y entregaron sus vidas por Él.
Hoy celebramos a...