Escribo con motivo del libro bíblico del Antiguo Testamento, el “Cantar de los Cantares” que es el libro del canto más bello porque se habla sólo y exclusivamente del amor entre un hombre y una mujer.
Ese libro para quien quiere comprometerse o casarse puede ser un medio maravilloso para inspirarse y poder vivir cada vez mejor y con fe su historia de amor y coincidentemente en ese libro no se habla casi nunca de Dios aunque está presente entre los dos enamorados. La pregunta que quiero hacerle es la siguiente: ¿el libro del Cantar de los Cantares es el único libro en donde se habla de amor o existen otros libros bíblicos en el Antiguo y Nuevo Testamento donde se habla de amor?
El lector pide hablar del tema del amor dentro de los libros bíblicos. La pregunta surge del texto del Cantar de los Cantares que habla del amor de pareja.
Los protagonistas son dos personajes, él y ella, dos muchachos muy jóvenes que se buscan, se persiguen, se aman y luego se unen. Se trata de un poema nupcial, inspirado por Dios que ha entrado a formar parte del canon de las Escrituras.
En este libro Dios no es nunca mencionado, a excepción de Cnt 8,6 donde dice que el amor es una saeta de fuego. Es extraña esta ausencia en un libro bíblico.
Ciertamente la ausencia de Dios nos puede escandalizar, pero el propósito del autor es celebrar la belleza de un amor humano que es tal porque es creado por Dios. Todo esto en comparación con el mundo griego en donde se consideraba que el amor era una divinidad.
Otro texto que pone en evidencia el tema de la pareja es la narración del Génesis 2,4-25. En esta segunda historia de la creación, Dios forma al ser humano del polvo del suelo e insufla aliento de vida.
Ahora bien, este hombre vive en soledad, y Dios mismo reconoce que no es bueno que el hombre esté solo (cf. Gn 2,18) y está llamado a vivir en compañía. Pero es necesario un ser que no sea inferior a él, como los animales, sino igual a él, uno frente al otro.
Todos conocemos la historia de la costilla, que debe ser interpretada correctamente, excluyendo una lectura misógina. Según una lectura judía del texto, la costilla es la parte del hombre más cercana al corazón.
Frente a la mujer que ha sido plasmada, la reacción del hombre es un verdadero grito de alegría “hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Gn 2, 23). Una persona como yo, fuerte (hueso) y frágil (carne).
El Cantar de los Cantares que hemos mencionado expresa la alegría del hombre frente a la mujer donada por Dios, y viceversa: la mujer grita de asombro frente al amado; “Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne” (Gn 2, 24), quiere decir que cada uno tomará la fragilidad del otro (carne indica fragilidad).
Otro texto que es interesante y que enfrenta este argumento es el libro de Tobías. El tema del libro es el camino de una pareja, el joven Tobías y la joven Sara, que al final se casan tras diversas dificultades.
Ambos tienen miedo de casarse. Sara lo ha intentado 7 veces pero cada vez un demonio hace que se mueran los maridos antes de consumarse el acto sexual. Para Tobías el problema es el padre Tobi, quizá un poco anticuado se diría hoy. Pero con la ayuda del Señor se casarán, superando los miedos.
La pareja nace cuando Dios, por un lado, hace que se encuentren y, por el otro, cuando el hombre responde donándose a sí mismo.
Y antes de unirse sexualmente los dos esposos rezan juntos. Son interesantes las catequesis de Juan Pablo II sobre el lenguaje del cuerpo como una liturgia (del año 1984).
Otros textos del Antiguo Testamento son los libros proféticos. Pensemos en el libro de Oseas, en el capítulo 2 donde el amor humano es una metáfora del amor de Dios. La pareja es el símbolo del amor de Dios por los hombres. También Isaías 54 (esposo es tu Hacedor), un texto con aspectos nupciales.
El Nuevo Testamento presenta otros textos significativos. Comencemos con los Evangelios, en particular Marcos 10, el discurso que dio Jesús sobre el divorcio. Los fariseos le preguntaron si un hombre podía repudiar a su mujer.
Jesús no se coloca en el nivel de sus interlocutores que quieren provocarlo. Responde sólo que es por la dureza de su corazón que Moisés le permitió al hombre repudiar a la mujer. Pero al inicio no era así. Y cita el texto del Génesis 2 que hemos presentado.
Por lo tanto, Jesús considera el matrimonio como inscrito en el proyecto de Dios. Además afirma que el hombre y la mujer tienen la misma dignidad, y el deber de fidelidad recíproca.
Otros textos se encuentran en el sermón de la montaña en Mateo 5 y 19 con las famosas excepciones del evangelista, que no mencionaremos aquí, por su complejidad.
Finalmente tenemos dos textos de san Pablo: la carta a los Efesios capítulo 5, donde se dice que el amor de los esposos es el símbolo del amor de Cristo por la Iglesia.
Y, finalmente, en Colosenses 3,18-25 Pablo hace una exhortación para la vida doméstica, y presenta la relación marido y mujer, padres e hijos basada en un servicio y obediencia recíprocos.