El pasado viernes en la cuidad de Colorado Springs, Colorado, un hombre entró en la clínica local de Planned Parenthood, mató a tres personas e hirió a otras nueve.
El acusado Richard Lewis Day, que fue detenido después de más de cinco horas de tensión, será presentado en corte este lunes.
Los motivos del crimen aún siguen sin ser conocidos por la policía de Colorado Springs, que ha dicho que no dará más información sobre el caso para no generar mayores especulaciones.
Y es que el tiroteo en la clínica de Planned Parenthood es considerado por la organización como un acto terrorista en su contra incitado por la retórica que existe en el país debido a los videos con cámara oculta que muestran a trabajadores de la organización hablando sobre transacciones con partes de fetos abortados.
En el tiroteo falleció Jennifer Markovsky, de 35 años de edad y madre de dos hijos, quien acompañaba a una amistad el día del tiroteo.
La segunda víctima es Ke’Arre Stewart, veterano de guerra que sirvió en Irak, padre de dos hijas de once y cinco años, descrito por amigos suyos como un buen hombre y una persona sincera.
La tercera víctima mortal es el oficial de policía Garret Swasey, que acudió a la línea de fuego en respuesta al llamado de emergencia en la clínica.
El oficial Swasey es también Pastor en una Iglesia local, la “Hope Chapel” Church, padre de dos hijos y recordado como un hombre de integridad que hacía su trabajo sin importar muchas veces los riesgos, ha dicho Scott Dontanville, Pastor adjunto en la misma iglesia que el oficial Swasey. “No era solo un trabajo para él, era su vocación cristiana”, agregó Dontanville.
El obispo de Colorado Springs, Michael Sheridan, emitió un comunicado de prensa condenando el crimen perpetrado.
“Ayer, nuestra comunidad experimentó un acto de pura maldad en la clínica local de Planned Parenthood”, afirmó.
“En primer lugar, y lo más importante, mantengamos a las víctimas y a sus familias en nuestras oraciones. Oremos también para todos aquellos que salieron físicamente ilesos pero experimentaron el horror de estar atrapados en o cerca de la clínica de Planned Parenthood”, continuó.
“No hay absolutamente ninguna excusa para este acto de violencia sin sentido. Toda vida humana es sagrada desde el momento de la concepción hasta la muerte natural”, recordó.
“Como Papa Francisco recientemente nos recordó, “el camino de la violencia y el odio no puede resolver los problemas de la humanidad”, añadió.
“Sigamos orando por la paz y la sanación de todos los involucrados en esta tragedia -concluyó-. Y demos gracias por los primeros oficiales que valientemente protegieron al público y salvaron muchas vidas”.