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“La sed expresa no el deseo de una cosa, sino un deseo tan intenso que morimos si nos vemos privados de ella” (S. Teresa de Ávila)
La sed nos recuerda que para vivir debemos recibir algo del exterior, es una necesidad que no podemos autosatisfacer. La sed de la que habla Jenn Johnson es la necesidad instintiva de llenar un sentido de vacío sin límites. Ahora, frente a este impulso vital, podemos tener dos actitudes. La primera: sufrir su fuerza, fagocitando experiencias de manera desordenada, dejándonos vencer por la obsesión de lo que nos falta, intentando transformar la realidad para que nos sacie continuamente.
O bien podemos creer que la sed sea una fantástica potencialidad capaz de empujar todo nuestro ser hacia lo eterno. De hecho, cuando el hombre se da cuenta de que el deseo más profundo de su corazón es conocer a Dios, se abre de par en par para él un horizonte infinito de posibilidades de ser feliz.
Es el alba, la voz de Jenn Jonhson se entreteje con el viento, el vacío del que habla parece disolverse. Su canción nos sugiere que la mejor manera para calmar la sed es convertirse en fuente de amor para los demás, porque la felicidad en soledad no existe.
La canción “In over my head” está tomada del álbum “We will not be shaken” de 2015.
Costanza D’ardia