Recemos en el espíritu de los monjes de Thibirine asesinados en Argelia, con el hermano Dominique MotteDesármalos: ya uno se habitúa a que este violencia extrema sea el siniestro pan de cada día de Irak, Siria, Palestina, República Centroafricana, Sudán, Eritrea, Afganistán, pero ahora nos toca. ¿Quién no ve que podría en retorno suscitar entre nosotros violencia sin fin o una progresiva caída en el miedo o la desesperación?
Desármalos: que surjan profetas entre ellos, profetas que griten su indignación, su vergüenza por ver hasta este punto desfiguradas la imagen del hombre, la imagen de Dios, y su convicción de que actuando así cavan definitivamente su propia tumba.
Desármalos, dándonos, si es necesario, tomar medidas para proteger a los inocentes, con determinación. Pero sin odio.
Desármanos también: en Occidente, sin justificar por supuesto un alboroto de venganza, la historia explica bien las cosas. Danos, Señor, saber escuchar a los profetas guiados por tu Espíritu. Que no perdamos nunca la esperanza de buscar entender, incluso aunque estemos confundidos por la amplitud del mal en este mundo.
Desármanos: guárdanos de crisparnos detrás de puertas cerradas, detrás de memorias sordas y ciegas, detrás de privilegios que no quisiéramos compartir.
Desármanos, a imagen de tu Hijo adorable cuya lógica interna es la única que puede estar a la altura de los acontecimientos que nos impactan: “Nadie me quita la vida, soy yo quien la da”.
Traducción del artículo original en francés publicado por Avent dans la ville