Sorprendentes gestos de amor a la familia de varios políticos argentinos, (en esto) un ejemplo a seguir
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Ernesto Sanz, Elisa Carrió y Mauricio Macri son los pilares sobre los que se construyó la plataforma Cambiemos, que acaba de obtener la presidencia argentina. Entre los tres compitieron en una interna en la que se impuso Macri, quien finalmente logró vencer al candidato del oficialismo Daniel Scioli en el balotaje del domingo.
A Macri le tocará llevar las riendas del país, y se suponía que a sus aliados le tocarían importantes cargos. Carrió ya anunció que prefería no asumir ninguno por el momento, lo mismo que Sanz, que se esperaba tenga un importante cargo de gestión y coordinación. Pero la renuncia de Sanz, por escrito, dejó algunas sorpresas más.
El dirigente radical que logró convencer a sus copartidarios de sumarse a Cambiemos, quiere alejarse de la política. Aún cuando sus esfuerzos le hacen merecedor de puestos casi a libre elección. “Soy un hombre que actúa en política y no un político que en sus ratos libres se acuerda que hay ‘algo más’ fuera de la política”, se autodefinió en una emotiva carta en la que da a conocer su renuncia a la aspiración de cargos tanto en el nuevo gobierno como en su partido, la histórica Unión Cívica Radical.
“Exceso de responsabilidad, adrenalina, desafíos permanentes, ego, vanidades… Un cóctel impresionante que formó un torbellino de enorme intensidad sobre todo en los últimos 10 años. Podría definirlo de mil maneras, desde muchos ángulos, pero lo resumo en una frase para que se entienda bien: ‘Soy, sin duda, el político argentino que acumula más días y noches fuera de su hogar en los últimos años’”, expresó Sanz, decidido a “recuperar el espacio de hombre, que es el espacio de mis amores, de mi lugar en el mundo y también el espacio de sueños de vida que fui postergando mucho – demasiado- tiempo y que ha llegado la hora de concretar”.
“De lo que se trata, en definitiva, es que para poder ayudar a otros a ser felices uno mismo debe encontrar su propia felicidad”, manifestó Sanz, de 58 años, casado, y padre de dos hijos.
El menor impacto en los niños
Dentro de la misma plataforma Cambiemos, el matrimonio de María Eugenia Vidal y Ramiro Tagliaferro tiene por delante uno de los mayores desafíos familiares. Ella fue elegida gobernadora de la provincia de Buenos Aires. Él, intendente de Morón. Se conocieron en la Universidad, viven en Castelar, y fruto de su amor tienen tres hijos en edad escolar.
La responsabilidad de Vidal por gobernar una provincia con 16 millones de habitantes la obliga a centrar sus funciones en La Plata. Pero movilizarse allí, implicaría además que su marido deje el Partido del que ha sido intendente. Y sobre todo, como ha expresado, un inmenso cambio para los niños. Por eso, los esfuerzos estarán concentrados en reducir los tiempos de movilidad al trabajo, incluso de actividades no necesarias –ha pedido retirarse de tiempo en entrevistas televisivas para regresar a su casa-, para reducir el impacto en la vida familiar.
Cristina Kirchner, cerca de sus hijos
El hijo de la actual mandataria Cristina Fernández de Kirchner debió ser operado recientemente por un absceso hepático, circunstancia por la cual la Presidenta canceló su presencia en el G20, la última cumbre internacional a la que le cabía asistir. La mandataria también ha priorizado estar cerca de su hija Florencia en su reciente maternidad, y ha compartido en numerosas circunstancias avatares familiares, y noticias sobre sus hijos y nietos.
Las miradas suspicaces a las que se han acostumbrado los argentinos durante los últimos años, pondrán seguramente manto de sospecha sobre los casos aquí relatados, tanto de un partido como de otro. Sin embargo, y pese a ellas, estos y tantísimos otros son ejemplo de la complicada conciliación trabajo y familia que enfrentan quienes ejercen cargos públicos.