Cine de terror de serie B, y poco másNO RECOMENDADA PARA MENORES DE 13 AÑOS – El lenguaje y las escenas de contenido violento o sexual pueden herir la sensibilidad
A veces querer llamar la atención a toda costa puede salir bien. Otras veces sale regular y en otras tantas ocasiones sale mal. Llamar la atención es complicado pero puede resultar una auténtica lotería, porque si la propuesta es buena y está mínimamente bien llevada no hace falta ser un director especialmente brillante.
Las últimas supervivientes (Todd Strauss-Schulson) se mueve en el mismo nivel de películas como La cabaña en el bosque (Drew Goddard, 2012) o Tucker y Dale contra el mal (Eli Craig, 2010) es decir, ideas brillantes a la espera de comprobar si solo fueron fruto de una afortunada ocurrencia y nada más, o si detrás hay un par de cineastas con cosas nuevas y frescas que aportar. Goddard iba a filmar Los seis siniestros, pero el proyecto de momento se ha ido al traste. Craig por su parte solo ha realizado un par de productos televisivos, entre ellos el episodio piloto de la serie Zombiland, que no pasó de su primer episodio.
En este sentido Strauss-Schulson juega con desventaja. Al contrario que Goddard o Craig, Las últimas supervivientes no es su ópera prima. Es más, su currículum no juega precisamente a su favor. Strauss-Schulson es el responsable de títulos del calibre de Dos colgaos muy fumaos en Navidad. Háganse una idea…
Esto hace que uno vea la película con ciertos prejuicios y que vea ciertos defectos inherentes que tal vez, de haber venido firmada por otro director desconocido, no habríamos advertido. Hay un extraño preciosismo en su fotografía que despista, su sentido del humor a veces roza el ridículo y es cierto que al final de todo y en última instancia, lo que terminamos viendo no es ni más ni menos que lo mismo que se supone que estaba ridiculizando.
No obstante, es muy probable que la gran parte de los aciertos vengan de sus guionistas. M. A. Fortin, un joven escritor que prácticamente acaba de entrar en el mundillo y Joshua John Miller, un actor que ha intervenido en títulos de muy diferentes calañas pero que también ha escrito algún que otro ocasional guion, entre ellos el de Las últimas supervivientes.
El film dirigido por Strauss-Schulson, hay que admitirlo, tiene un punto de partida no especialmente original. No es la primera vez que unos personajes son absorbidos por una película. Lo realmente interesante y divertido es como éstos se relacionan con un título de culto de serie B que han visto un millón de veces.
Las ultimas supervivientes es una película hecha desde el respeto y la admiración a un cine desfasado pero que un su día causó sensación. Mal remiendo de Viernes 13, Las últimas supervivientes, con menos de la mitad de la violencia de aquella y con la mitad de referencias sexuales, se presenta como un Scream llevado al extremo y con toda la razón del mundo, merecedora del premio especial del público en el último festival de Sitges. Muy divertida pero nada más.