NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 17 AÑOS – Imágenes de alto contenido violento o sexual
El cinematógrafo siempre ha servido para hablar de lo inquietante que resulta el propio acto de filmar. Apuntar hacia alguien y extraer su figura, incluso parte de su esencia vital (en sus ojos, en sus movimientos, en sus gestos…), para conservarla durante toda la posteridad no deja de tener algo de fantástico en sí mismo. Siempre se ha dicho que el cine no dejaba de ser una forma de vampirizar al hombre en tanto se “extraía” parte “vital” de su existencia para convertirla en inmortal en forma de celuloide.
Sinister, de forma muy sutil y desde una perspectiva diabólica nos hablaba de esto. Un inquietante espíritu de muy malas pulgas parecía habitar entre los fotogramas de una película casera que para más señas mostraba unas inquietantes imágenes en torno a un asesinato. En realidad aquella película de Scott Derrickson no ofrecía gran cosa pero estaba bien filmada, los momentos de terror daban realmente miedo y sin grandes excesos de sangre y efectos especiales era resultona.
Otra cosa es Sinister 2. Una vez damos por sentado que los fantasmas, o al menos el de esta película, también pueden habitar en un pedazo de celuloide no hace falta que demos muchos rodeos. Al poco de empezar Sinister 2 el protagonista de la historia, un ateo que confiesa no haber pisado un confesionario en su vida, visita una iglesia para interrogarse con un sacerdote. Algo que se le escapa de las manos, no lo puede controlar y no es de este mundo. El Padre Rodríguez (John Beasley) le dice “no se puede vencer al mal, protégete”. Flaco favor le hace a un personaje que se las va a tener que ver con un buen número de presencias extrañas de dudosísimas intenciones.
Sinister 2 es una película abiertamente pagana en el momento mismo en el que parte de la premisa de que una presencia espiritual (buena o mala) puede habitar en un pedazo (o en varios) de celuloide. Pero los responsables de la película parecen no haberse contentado con esto y han decidido ir más allá. Los fantasmas se presentan sin demasiadas explicaciones con rollos de películas siniestras en las manos, como si las regalaran en la puerta giratoria que parece ser la del más allá.
La verdad es que Sinister 2 es una película un poco tonta y, sobre todo, un poco aburrida. Puede que los que solo vayan buscando un largometraje de miedo se queden contentos pero los que vayan buscando algo más se van a llevar un buen chasco. Yo en todo caso recomendaría la primera Sinister, tampoco es que sea un gran film ni un ejemplo de nada particularmente espiritual pero, por lo menos, es bastante más inquietante que esta insulsa secuela, y de eso se trata cuando vamos a ver una película de miedo, ¿no?