“El estiércol del diablo” embarra algunos rincones del VaticanoLa avidez del dinero es la raíz de todos los males. El Papa Francisco lo sabe y lo ha explicado en numerosas ocasiones. Es uno de los leitmotivs de sus misas en Santa Marta y en varias ocasiones ha calificado al dinero como “el estiércol del diablo”.
Papa Francisco siempre ofrece una cara amable, una cara misericordiosa, pero cambia su rictus y su lenguaje cuando habla del dinero. Sabe de los problemas que trae la idolatría al dinero, conoce como puede llegar a corromper al hombre y sus palabras se tornan agrias y condenatorias cuando habla de ellos.
No se puede servir a Dios y al dinero
El 20 de septiembre de 2013 en su homilía de Santa Marta el Papa Francisco mostraba al mundo cómo “no se puede servir a Dios y al dinero”. En su homilía destacaba cómo de la idolatría del dinero, nacen males como la vanidad y el orgullo que nos convierten en “maníacos de cuestiones ociosas”.
“El dinero enferma también el pensamiento, la fe y la hace ir por otro camino. Estas palabras ociosas, discusiones inútiles… Y más aún… de aquí nacen las envidias, los litigios, las maledicencias, las sospechas malvadas, los conflictos entre los hombres corruptos en la mente y sin verdad, que consideran la religión como una fuente de ingresos”, destacaba el Papa: “¡El dinero corrompe! No hay salida”.
El dinero te roba el alma
El día 20 de junio de 2014 y también en Santa Marta, el Papa Francisco afirmaba que “el dinero es un tesoro peligroso, te roba el alma”.
“No acumuléis, para vosotros, tesoros sobre la tierra”, destacaba ese día y pedía el consejo de la prudencia: los tesoros sobre la tierra “no son seguros: se estropean, vienen ladrones” y se lo llevan.
“Las riquezas son buenas y sirven para hacer muchas cosas buenas, para sacar adelante a la familia: ¡esto es verdad! Pero si los acumulas como un tesoro ¡Te roban el alma! Jesús, en el Evangelio, vuelve sobre este tema, sobre las riquezas, sobre el peligro de las riquezas, sobre poner nuestras esperanzas en las riquezas”, afirmaba el Papa.
Por el dios dinero se vende hasta la propia madre
El 31 de enero de 2015 y junto a un grupo de agricultores autónomos italianos el Papa Francisco anunciaba algunos de los temas de “Laudato sí” y mostraba, nuevamente los peligros del dinero:“También aquí domina el dios dinero”.
Como se dice de aquellas personas que son capaces de vender hasta su propia madre por dinero, “aquí hablamos de vender la propia madre: la madre tierra”, explicaba el Papa que mostró como el sistema económico excluye a muchos del justo uso de la tierra. “El absolutismo de las reglas del mercado, una cultura del descarte y del desperdicio que en el caso de la comida tiene magnitudes inaceptables, junto a otros factores, determinan miseria y sufrimiento para tantas familias”, afirmaba.
Un alegato más sobre su lucha contra la idolatría y la tiranía del dinero que sería confirmada en su discurso ante los Movimientos sociales y populares celebrado en Bolivia: “La ambición de dinero es el estiércol del diablo” volvía a repetir el Papa Francisco.
Y es que son muchos sus alegatos sobre y contra el dinero. Como en su primera Semana Santa y su afirmación que se ha hecho famosa: “El sudario no tiene bolsillos” o en Cagliari y su mensaje a los jóvenes: “Luchemos todos juntos contra el ídolo dinero, contra un sistema sin ética, injusto, en el que manda el dinero”.
Pero de todas las intervenciones del Papa Francisco la más graciosa, la más ocurrente y la que estos días, más que nunca, está de actualidad fue la que realizó en Cuba junto a sacerdotes, seminaristas y religiosas en la catedral de La Habana.
Dijo así: “Cuando una congregación religiosa empieza a juntar plata y ahorrar y ahorrar, Dios es tan bueno que le manda un ecónomo desastroso que la lleva a la quiebra. Son de las mejores bendiciones de Dios a su Iglesia: los ecónomos desastrosos”. Esta frase desató un gran aplauso y algunas risas, pero la intención del Papa no era hacer un chiste o una gracia fácil, sino mostrar cómo el “espíritu de la mundanidad rica” también se cuela en parroquias y congregaciones.
En estos días en los que aparece un nuevo Vatileaks y aparecen cuervos e intrigas de Curia Vaticana habría que ir al centro del problema. El Papa Francisco nada más llegar al Pontificado marcó una hoja de ruta: “Quiero una Iglesia pobre y para los pobres”. Fue su manera de decir quién es su gran enemigo: el dinero. Por eso su determinación por el control y la transparencia sobre las cuentas vaticanas y por eso los grandes problemas que ya comienza a tener.
Se enfrenta a un enemigo poderoso, al que se ha convertido en el nuevo dios, en el dios de la modernidad, en el dios del capitalismo. Papa Francisco tiene un gran enemigo, ese enemigo esta dentro, en su casa, en el Vaticano. Ese enemigo es el dios dinero.