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Toc, Toc, el diablo llama a tu puerta

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Ramón Monedero - publicado el 30/10/15
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Su director nos habla, aunque de una forma muy incómoda, de la culpa, de la moral y de una forma muy sugerente y terrorífica del mal.

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ADULTOS CON RESERVAS – Escenas extremas de contenido violento o sexual

Con frecuencia solemos olvidar que lo que hoy conocemos como clásicos del cine de terror en su día fueron títulos defenestrados por la crítica. Eran títulos prohibidos en muchos países y tachados de escandalosos, perturbadores y hasta inmorales. A veces no era solo cuestión de lo que mostraban sino de lo que sugerían, lo que solía remover las conciencias de muchos espectadores. Sin embargo, estás películas de terror que hoy llamamos clásicos en el fondo eran historias morales sobre el bien y el mal y sobre el ser humano y sus debilidades.

Yo no digo que Eli Roth vaya a ser un clásico del género pero algo de todo esto hay en sus películas. Sus películas suelen ser tachadas de baratos ejercicios de sangre y sexo banalizado con el único propósito de entretener a una audiencia descerebrada y, ojo, es posible que lo consiga. Sin embargo en sus películas, desde la primera a la última, siempre ha habido una intención moral.

En Cabin Fever el director nos hablaba de los prejuicios de un grupo de urbanitas adolescentes que se revelaban dramáticamente frágiles en un entorno rural. En Hostel, Roth también nos habló de prejuicios, pero en esta ocasión de los de una nación traumatizada tras los atentados del 11-S que atisbaba el mal en cualquier esquina y siempre y cuando uno estuviera fuera de Estados Unidos. En Hostel 2 el director norteamericano nos advirtió de que podemos convertirnos en un monstruo cuando nos enfrentamos a un monstruo. Y a falta de ver Infierno verde, en Toc, toc su director nos habla de la culpa, de la moral y de una forma muy sugerente y terrorífica del mal.

La última película de Eli Roth nos cuenta la historia de Evan Webber (Keanu Reeves), un padre de familia que pasa un fin de semana en casa trabajando mientras su mujer e hijos pasan unos días fuera. La primera y lluviosa noche, un par de atractivas jóvenes llaman a su puerta y le ruegan usar su teléfono. Al parecer iban a una fiesta y se han perdido. Evan, no sin cierto agrado ante la innegable belleza de las chicas les permite pasar, llamar por teléfono, usar internet y hasta secar su ropa sin embargo, no pasa mucho tiempo hasta que la cosa empieza a calentarse y Bel (Ana de Armas) y Genesis –atención con el nombre- (Lorenza Izzo) proponen algo de sexo sin compromisos. Webber evita toda tentación pero cada vez la situación se hace más tórrida y al final peca.

Toc, toc no es una película especialmente violenta más allá de lo que podemos ver en cualquier película al uso, ni tampoco es un film excesivamente explícito sexualmente hablando más allá de lo que estamos acostumbrados a ver en multitud de títulos. Con lo que hay que tener cuidado es con lo que planea sobre Toc, toc… Sus referencias a la pedofilia, al abuso sexual y hasta el incesto van enturbiando un largometraje que poco a poco se va haciendo más incómodo. Al mismo tiempo vamos contemplando a un par de “chicas malas” que parecen unas descerebradas que únicamente tienen en mente hacerle imposible la vida a Webber, por haber tenido un momento de debilidad y haber pecado.

No se crean que empleo el término “pecado” porque quiero darle connotaciones religiosas a la película, es que es como su director lo interpreta en la película y solo hace falta estar un poco atento. El mal, como el buen mal, no tiene una razón y eso es lo que pasa en Toc, toc. Al final, Genesis le dice a Evan “por un momento creí que ibas a decir que no, pero me equivoqué, eres como todos”.

Sin duda Toc, toc no es una película para todos los estómagos. Es preferible estar un poco versado en esto del cine de terror. Pero estoy convencido de que hay una lectura moral, un mensaje de culpa y también de redención. Hay que contemplar muchas atrocidades, sobre todo morales, hasta que una empieza vislumbrar un mensaje. A algunos les valdrá la pena a otros no, pero creo que de esto trata el cine de terror.

 

 

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