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Paraguay: La lucha entre la agricultura local y los agroquímicos

planta de soja
Javier Ordovás - publicado el 30/10/15

La Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas denuncia fumigaciones mortales por un productor de soja en el departamento de Alto ParanáEl empleo de agroquímicos para las explotaciones agrarias es una actividad controlada y regulada precisamente para evitar los efectos secundarios de productos químicos prohibidos, o del uso inadecuado de los permitidos.

Este problema pone en riesgo las producciones de muchas familias campesinas que se mantienen con formas de producción más respetuosas con la calidad natural de los productos y con el medioambiente.

Las macro explotaciones, con sistemas intensivos de cultivos, en muchos casos, atentan a la supervivencia de las colindantes explotaciones familiares.

Para enmarcar este tema transcribimos una cita de la Laudato si que nos ayuda a entenderlo mejor:

Para que siga siendo posible dar empleo, es imperioso promover una economía que favorezca la diversidad productiva y la creatividad empresarial. Por ejemplo, hay una gran variedad de sistemas alimentarios campesinos y de pequeña escala que sigue alimentando a la mayor parte de la población mundial, utilizando una baja proporción del territorio y del agua, y produciendo menos residuos, sea en pequeñas parcelas agrícolas, huertas, caza y recolección silvestre o pesca artesanal.
Las economías de escala, especialmente en el sector agrícola, terminan forzando a los pequeños agricultores a vender sus tierras o a abandonar sus cultivos tradicionales. Los intentos de algunos de ellos por avanzar en otras formas de producción más diversificadas terminan siendo inútiles por la dificultad de conectarse con los mercados regionales y globales o porque la infraestructura de venta y de transporte está al servicio de las grandes empresas.

Las autoridades tienen el derecho y la responsabilidad de tomar medidas de claro y firme apoyo a los pequeños productores y a la variedad productiva. Para que haya una libertad económica de la que todos efectivamente se beneficien, a veces puede ser necesario poner límites a quienes tienen mayores recursos y poder financiero” (n. 129).

Ahora veamos un caso real:

En la pequeña localidad rural de Conamuri, en Paraguay, la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas se dirige a la opinión pública nacional e internacional para manifestar cuanto sigue:

Que en la localidad de Ytororó –departamento de Alto Paraná–, un colono brasileño, productor de soja, está cultivando en tierras alquiladas donde utiliza indiscriminadamente agrotóxicos muy potentes sin respetar normativas ambientales que protegen la vida humana y la biodiversidad.

Tras estas acciones atentatorias, varias parcelas de cultivos de yerba mate nativa, pertenecientes a 10 familias practicantes de la agricultura campesina, han sido totalmente destruidas por causa de las fumigaciones tóxicas, con riesgo de que las futuras cosechas también se vean alteradas.

Se trata de plantas de yerba mate en estado silvestre, que han sido cuidadas y reproducidas por las familias de Ytororó desde hace más de 40 años y cuya cosecha de este año está, definitivamente, arruinada, lo que significa una pérdida millonaria para las agricultoras y los agricultores campesinos que viven de este producto.

Los cultivos bordean, casi hasta arrinconarla, la Escuela local donde asisten niños y niñas; lo mismo ocurre con una capilla, que es lugar frecuente de encuentro comunitario.

– Una niña de 12 años, alumna de la escuelita, falleció hace unos meses con síntomas razonablemente sospechosos de haber sido provocados por la exposición directa a los agroquímicos del sojal. Igualmente toda su familia se vio afectada; Marcelino Verón informó que otra de sus hijas menores de edad estuvo internada varios días en el hospital con el mismo cuadro que el de aquella de 12 años, con peor destino.

Animales menores de crianza doméstica y animalitos silvestres aparecen a diario muertos irremediablemente después de realizadas las fumigaciones.

La Organización de Mujeres Campesinas solicita a las instituciones del Estado acercarse a la localidad mencionada para constatar la gravedad de la situación y las faltas a las disposiciones ambientales existentes:

“El cultivo de soja en el terreno alquilado por el colono está pegado al camino vecinal, bordeando la precaria escuelita pública; deberían tomar muestras para analizar científicamente, con qué los yerbales nativos fueron impactados negativamente por las pulverizaciones, con qué el agua de los antes arroyos cristalinos que corren en la zona está contaminada.

Comprobarán, tras exámenes médicos practicados sobre los pobladores, cómo las fumigaciones indiscriminadas con agrotóxicos dañan la salud y el bienestar de la comunidad”.

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