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La región centroamericana es el escenario de una crisis de refugiados en la cual miles de mujeres y niños se ven forzados a huir de niveles alarmantes de violencia en América Central, alertó ayer miércoles un estudio de la agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
El estudio Mujeres en fuga afirma categóricamente que «se trata de una creciente crisis de refugiados» ante la incapacidad de los gobiernos de El Salvador, Honduras y Guatemala de contener la ola de violencia urbana y la acción del crimen organizado.
Tan solo en Honduras, el país que más migración produce hacia México y Estados Unidos, existe un promedio de 18 asesinatos diarios, la mayor parte de ellos mujeres y menores de edad, que son quienes tienen que huir para no ser reclutados por las maras. Muchos de ellos intentan llegar en calidad de refugiados, cosa que todavía está lejos de concederse por ambos países de América del Norte
Mientras tanto, el máximo responsable de ACNUR, el portugués António Guterres, expresó que «mientras la atención internacional está en los refugiados que llegan a Europa, hay otra crisis de protección desarrollándose en América Central»; una crisis que explotó el verano pasado con cerca de 70 mil menores viajando solos, camino a Estados Unidos.
El Triángulo de los migrantes
Guterres señaló que entre 2008 y 2014 ACNUR registró que la llegada de refugiados a Estados Unidos desde los países del Triángulo Norte (Honduras, Guatemala y El Salvador) centroamericano se multiplicó por cinco, pero que los pedidos de refugio en México se multiplicaron por 13.
«La escalada de violencia por parte de peligrosos grupos criminales bien conectados y bien armados, ha superado la capacidad de los gobierno de responder» al cuadro de violencia urbana, apuntó la ACNUR.
En ese escenario, las mujeres y sus hijos son el eslabón más frágil de la cadena, por estar expuestos a abusos durante todo el proceso, y la búsqueda de la seguridad es un «viaje a través del infierno«, afirma la entidad. «Después de pagar valores exorbitantes a los ‘coyotes’, muchas mujeres son golpeadas, violadas y muchas veces asesinadas en el camino», reza el documento.
Esto último no solamente ocurre en México –aunque en el plan para frenar la migración hacia Estados Unidos, México se ha convertido en el principal deportador de menores y de adultos centroamericanos—, sino también en el paso de la frontera hacia la Unión Americana y en los centros de detención que todavía tiene la autoridad de fronteras estadounidense.
Complicación en México
Con ese cuadro, el informe de ACNUR destaca que México es el país con la situación “más complicada”, ya que es al mismo tiempo país de origen de desplazados por la violencia (sobre todo de las bandas de narcotraficantes); es un lugar de tránsito entre Centroamérica y Estados Unidos, y también un santuario que mujeres centroamericanas buscan por refugio.
Entre sus recomendaciones, la ACNUR señaló que los países deben «evitar utilizar la detención como forma de contener el fenómeno«, en una sesgada referencia a la política adoptada por Estados Unidos en su frontera sur y que ha provocado varios centenares de muertes de migrantes, la separación de las familias y la deportación, en lo que va de la administración del presidente Barack Obama de dos millones de indocumentados.