El Pontífice presidirá audiencia interreligiosa por la paz en el Vaticano y recibe a los pastores de la Iglesia caldea de Irak y Siria
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El Papa Francisco está convencido que el único antídoto contra el fundamentalismo violento es el diálogo interreligioso y la unión de los lideres espirituales del mundo a favor de una paz duradera que evite el exilio forzado de las minorías étnicas y religiosas, especialmente de los cristianos, de Oriente Medio, Irak y Siria.
Así, el próximo miércoles 28 de octubre en la plaza de San Pedro, el Pontífice presidirá una audiencia general interreligiosa con motivo de la celebración del 50 aniversario de la promulgación del decreto conciliar sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, Nostra aetate, aprobada el 28 octubre de 1965.
En este contexto, el Papa Francisco es consciente de “la grave situación” en Siria e Irak, tierras apaleadas “por el odio fanático del terrorismo que sigue causando una fuerte hemorragia de fieles que salen de la tierra de sus antepasados, donde crecieron profundamente arraigados en la tradición”.
Las palabras del Papa se enmarcan en la audiencia de este lunes 26 de octubre a los miembros de la Iglesia católica Caldea, que tiene sede en Irak y extiende su territorio a Siria, quienes participaron en los trabajos del Sínodo ordinario sobre la familia en el Vaticano del 24 al 29 de octubre.
El Papa acogió con “alegría” y “agradecimiento” a “Su Beatitud el Patriarca Louis Raphael I Sako” que encabezó la comitiva. Así, aprovechó la ocasión para dirigir sus palabras de solidaridad a “los habitantes de las amadas tierras de Irak y Siria, en un momento particularmente delicado y sufrido”.
“Pueda la misericordia de Dios, en la inminencia del Año Jubilar, sanar las heridas de la guerra que asolan el corazón de su comunidad, para que nadie se desanime en este momento, en el que el clamor de la violencia parece superar las oraciones sinceras por la paz”.
La amenaza de la presencia cristiana debido al fundamentalismo armado
Una situación que “sin duda”, está socavando “las raíces de la vital presencia cristiana en la tierra que ha visto comenzar el viaje del patriarca Abraham”.
De ahí, que evocó las “voces de los Profetas, que dieron esperanza a Israel durante el exilio”, la fundación de “las primeras Iglesias sobre la sangre de tantos mártires, testimoniar la plenitud del Evangelio, hacer crecer las sociedades con la propia contribución, durante siglos de pacífica convivencia con nuestros seguidores del Islam. Desafortunadamente, en cambio, nuestros tiempos están marcados por innumerables ejemplos de persecución, hasta el martirio”.
Por tanto, confirmó, ahora más que nunca, todo el apoyo y la solidaridad de la Sede Apostólica en favor del bien común de la Iglesia caldea. Pido a Dios para que los cristianos no se vean obligados a abandonar Irak y Medio Oriente – “Pienso especialmente a los hijos y las hijas de la Iglesia, con su rica tradición”.
El Papa exhortó a la Iglesia caldea a trabajar por la “unidad” en todas las provincias de Irak, favorecer “el diálogo y la colaboración entre todos los actores de la vida pública, contribuyendo a sanar las divisiones e impidiendo que surjan otros”.
La Comunidad Internacional
Asimismo, invitó a la Comunidad Internacional para que sepan adoptar estrategias que promuevan la paz en países “terriblemente devastados por el odio”. De esta manera, invitó a alimentar un clima de “reciproca convivencia”.
En el discurso, de nuevo, confirmó lo dicho durante el 50º aniversario de la institución del Sínodo de los obispos que la “única autoridad” en la Iglesia “es la autoridad del servicio”, el “único poder es el poder de la cruz”.
El Papa presentó la imagen del buen pastor para invitar a la Iglesia caldea a animar en la fe a los fieles y a los sacerdotes incluso hasta “abajarse” y “desnudarse de sí” para llevar a la plena comunión. “Les invitó a ser paternos con los sacerdotes y con todos los consagrados”. Al final, incitó a los pastores caldeos a seguir su compromiso pastoral con “espíritu misionario” y trabajar por la pacificación y el dialogo.
Una respuesta pacífica al odio
Por ello, la audiencia interreligiosa de este miércoles deseada por el Papa Francisco y la celebración de la aprobación del documento Nostra aetate (el 28 octubre de 1965), hacen parte de la misma respuesta pacifica y conciliadora de la Iglesia a la violencia y el terror de nuestros días.
“Los caminos del diálogo para curar, sanar y reconciliar un mundo que necesita justicia y paz”, confirmó a Radio Vaticano, el padre Miguel Ángel Ayuso, secretario del Consejo Pontificio para el diálogo interreligioso.