El Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia delineó los principios que habrían de guiar la difusión del mensaje de Cristo al mundo. No sólo por sus ministros, sino por una Iglesia Universal a la que pertenecen todos los bautizados. Una llamada a la apertura que se convierte en posibilidad de crecimiento y mutuo entendimiento con otras tradiciones religiosas.
Para saber más: