ADULTOS CON RESERVAS – Escenas extremas de contenido violento o sexual.
The bridge es una serie estadounidense de género policíaco que refleja la situación fronteriza entre EE.UU. y México. Todo comienza cuando el cadáver de una mujer es encontrado en el Puente de las Américas; un puente ubicado en uno de los cruces de la frontera entre EE.UU. y México, sobre el río Bravo, comunicando la ciudad estadounidense de El Paso (Texas) y la ciudad mexicana de Ciudad de Juárez (en Chihuahua).
El cuerpo aparece justo encima de la línea divisoria por lo que comparten jurisprudencia y, por lo tanto, la investigación del caso. Así es como la detective Sonya Cross y el detective mexicano Marco Ruiz se ven “obligados” a compartir un caso que unirá sus destinos durante al menos, dos temporadas.
La actriz alemana Diane Kruger interpreta a la detective Sonya Cross: un personaje que recuerda al de Huesos de Bones, por su frialdad e incapacidad para relacionarse socialmente, debido quizás a un evento dramático de su pasado. A pesar de ello, el personaje da mucho juego y crea una buena pareja con el detective mexicano Marco Ruiz, interpretado por el actor mexicano Demián Bichir: un personaje rico en matices pero algo oscuro; comprensible por un lado, pero termina afectando a la pareja como tal y a la serie. Para compensar esto, la serie acaba plegándose a las corrientes de carga sexual del momento y bautiza el arranque de la segunda temporada con un par de tramas que más que aportar nada especial parecen puestas torpemente, para captar audiencia y asegurar futuras temporadas. Cosa que no lograron, dicho sea de paso.
El interés de la serie radica especialmente en el conflicto fronterizo y, por lo tanto, en el choque cultural que esto implica: distintos caracteres, métodos de trabajo, idiomas y tradiciones diversas… Sin embargo, encontrarán interesantes puntos de encuentros por otro lado universales y extrapolables a cualquier otro conflicto fronterizo: como el de la serie original en la que está basada Broen (frontera entre Dinamarca y Suecia) o el de la reciente y polémica serie española Mar de plástico (conflicto entre inmigrantes africanos y población española, almeriense).
“Dos lados… de cualquier frontera”; ésta es la frase publicitaria de la segunda temporada de The bridge. Sin embargo, los creadores de esta serie parecen haber olvidado que la primera frontera entre dos pueblos no es física, ni se puede identificar en un mapa, el primer límite fronterizo se encuentra en el interior de las personas, lo ponemos nosotros. Y es de dentro de los personajes de donde puede nacer una mirada distinta sobre “el que es distinto de mi”.
De hecho, “el otro” solo es otro cuando existe un “yo” claro; es decir, yo sé que el otro es “otro” no porque sea negro sino porque no tiene mi color de piel. Y aquí radica el problema de esta serie: que los personajes se difuminan tanto (pierden su consistencia, su color de piel) como corrupción hay a ambos lados de la división fronteriza. Y cuando se pierde la identidad, se cae en el tópico de moda.
A pesar de errar en la dirección, The bridge consigue en su primera temporada momentos de carga emotiva serios y dignos de una gran serie. Lástima que no se logre ir al fondo de la riqueza que hay en todo encuentro fronterizo, a pesar de la corrupción, de la acción del mal (recordemos la dura La jaula de oro) y de las soledades que generan el desarraigo más doloroso. Lástima.
Todo el que se ve obligado a dejar su casa lleva un deseo dentro que busca ser cumplido: el deseo de tener un hogar. Son muchas las películas y series que han sacado a flor de piel este deseo pero pocas las que no han reducido el conflicto fronterizo a lo comercial o a la moda que vende. Y si siempre se termina reduciendo y nadie se atreve a mirarlo con seriedad, ¿dónde quedará ese deseo hondo si nadie lo atiende?