La Cuaresma está llegando a su fin.
No olvides a Aleteia en tu ofrenda cuaresmal
para que brille la esperanza cristiana.
¡Apoya a Aleteia!
Toda gran saga cinematográfica requiere una primera gran película. Y Regreso al futuro (1985) lo fue. Con ella comenzó la más famosa saga sobre viajes en el tiempo y la más querida de la historia del cine.
La repercusión que tuvo el estreno de Regreso al futuro alcanzó hasta el Discurso de la Nación de Ronald Regan. En 1985 Juan Pablo II visitaba Venezuela mientras EE.UU. y la URSS dialogaban sobre el fin de la guerra fría. A nivel mundial se asociaba el éxito de un país, con el desarrollo de su carrera espacial o armamentística. De hecho, esta relación entre “dinero y éxito” terminó afectando al sólido guión de Regreso al futuro.
Pero según cuentan, el origen de la saga de Regreso al futuro fue más bastante sencillo y familiar. El productor y co-guionista Bob Gale encontró un antiguo anuario de cuando su padre estaba en el instituto y fue así como surgió la historia de Marty McFly: un adolescente que es enviado accidentalmente al pasado, a 1955. Marty al irrumpir en ese tiempo altera los sucesos ocurridos, específicamente aquellos en los que sus padres se conocieron y enamoraron, e intentará reunir a sus padres de nuevo para asegurar su propia existencia.
Han sido varias las ocasiones en las que el cine ha recurrido al viaje en el tiempo como tema narrativo. Podemos hablar de películas como: la saga de Terminator, Atrapado en el tiempo (1993), Minority Report (2002), Midnight in Paris (2011), la saga de El planeta de los simios, Family Man (2000) o incluso la entrañable Qué bello es vivir (1946). Todas, de una forma u otra, deudoras de H.G. Wells, especialmente la saga de Regreso al futuro que nos ocupa.
La citada Family Man transmite una idea distinta sobre éxito y opulencia que comentábamos al principio. En esta película vemos la historia de Jack un hombre de negocios que escogió una vida de dinero y lujo frente a una sencilla vida familiar. Jack termina descubriendo que si crece profesionalmente dejará de pasar tiempo con sus hijos y eso no es un bien que él verdaderamente desee. O lo que es lo mismo, descubre que el éxito no tiene que ver con el saldo de la cuenta corriente.
Pues bien, según comentaba acertadamente el actor Crispin Glover, padre de Michael J. Fox en la trilogía, existe una idea confusa al final de Regreso al futuro en donde éxito y opulencia parecen vinculadas. Al principio, vemos que la familia de Marty MacFly es de clase media baja, mientras que al final vemos cómo cambia esto considerablemente.
Es cierto, que cuando uno recupera el protagonismo ante la vida, como lo hace George McFly al defender a Lorraine, los talentos afloran con mayor naturalidad y es muy posible que mejoren las cosas. Sin embargo, relacionar el éxito con la opulencia (o lo contrario) es algo arriesgado y peligroso.
A pesar de eso Regreso al futuro es una entretenida película de ciencia ficción con inteligentes rasgos cómicos y con un aire capriano/spielbergiano, fruto en gran parte de un brillante guión. Una película llena de nostalgia con excelentes resultados en taquilla gracias también a una inolvidable banda sonora a cargo de Alan Silvestri.
El género de la ciencia ficción existe (y funciona) porque estamos hechos para creer en lo extraordinario. Pero nos resulta casi imposible relacionar este deseo con lo más cotidiano, con una vida sencilla. Parece que el éxito, lo excepcional, solo puede venir de algo grande y espectacular…
¿Cómo iba a pensar Luke Skywalker que el mayor maestro Jedi de todos los tiempos iba a ser ese pequeño y verde ser aparentemente débil que jugueteaba a su alrededor?