Ya no son rentables, porque el consumidor “quiere más” pornografía. ¿O quizás porque está harto? En la moderada sociedad americana de 1953, Hugh Hefner iniciaba la publicación de Playboy, la famosa revista que alcanzaría fama mundial por los desnudos de mujeres en sus páginas. Durante mas de cincuenta años, Playboy ha contribuido de manera directa a la llamada “revolución sexual”, contribuyendo directamente a la decadencia y hedonismo de la sociedad americana en los últimos cincuenta años.
Hugh Hefner, fundador y CEO de la publicación durante las décadas de los cincuenta y sesenta, apoyó y promovió casos legales para la legalización de métodos anticonceptivos. También ayudo de manera directa a promover casos legales que terminaron en la legalización del aborto en 1973. “Nosotros fuimos el amicus curiae en Roe vs. Wade” ha declarado Hefner.
Hoy día, aquello que Hefner y compañía iniciaron los ha sobrepasado, y simplemente ya no pueden competir con la bestia que crearon.
“Ahora estás a un clic de cada acto sexual imaginable de forma gratuita. Y lo que éramos es sólo cosa del pasado en este momento”, dijo Scott Flanders, presidente ejecutivo de la compañía, a la agencia AP.
Ya la desnudez no es negocio: la compañía admite que “hay mas libertad para expresarse política, sexual y culturalmente hoy”. En pocas palabras, ya no es rentable. La epidemia de la pornografía ha llevado a Playboy a dejar de lado los desnudos: el fácil acceso a material pornográfico ha causado que aquello que caracterizó y dio fama mundial a la revista, hoy no sea suficiente para subsistir: los cuerpos desnudos ya no son suficientes.
“Playboy, la que una vez fuera la puerta de enlace cultural para la pornografía, ya ha dejado de ser estimulante, hasta el punto de que la mera desnudez ya no es interesante, impactante, o incluso rentable”, dijo Lisa L. Thompson, Vicepresidenta de educación y divulgación del Centro Nacional de Explotación Sexual. El porno suave ya no tiene mercado, pues muchos de los consumidores de porno de hoy experimentan un impulso creciente a buscar imágenes y actos más extremos y fetichistas, incluida la pornografía infantil.
¿Hay más razones, aparte de que el desnudo ya no sea “rentable” porque ha sido “superado” por la pornografía on-line? Pues hay un detalle interesante que no debe pasar desapercibido, y que señala Kirsten Andersen, colaboradora de la edición inglesa de Aleteia: El año pasado, Playboy ya había eliminado los desnudos explícitos de su sitio web. Y según los números de la compañía, el número de usuarios se cuadruplicó, y la edad media de los mismos descendió desde los 47 a los apenas 30 años. En pocas palabras: eliminar los desnudos de su sitio web atrajo a una significativa cuota de mercado de la generación que ahora “manda”: los “millennials”.
¿Es posible que esto signifique que está llegando una generación de consumidores harta de la sociedad hipersexualizada de estas últimas décadas, que pide un cambio? El tiempo lo dirá.