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Carta abierta de una madre soltera al Sínodo

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Shutterstock Vlavetal

Katrina Fernandez - publicado el 19/10/15

Padres solteros han criado a hijos santos: necesitan y merecen más atención pastoral de la que se les da

Sé que puede parecer una cosa pequeña, incluso tonta, pero he estado examinando los titulares y leyendo las noticias buscando estas dos pequeñas palabras. Pequeñas palabras con un gran significado.

Padres solteros

Cada vez que leo una noticia sobre las discusiones en el sínodo de la familia y no encuentro mención alguna a los padres solteros, mi corazón se deprime un poco más. Todos están allí – divorciados y vueltos a casar, parejas del mismo sexo, mujeres que quieren más autoridad en la Iglesia, esposas protestantes de católicos que quieren recibir la comunión, representantes de la Iglesia universal de todos los lugares del globo, e incluso miembros de organizaciones no católicas. Cualquier mezcla familiar irregular en la que puedas pensar… excepto los padres solteros.

¿Por qué? ¿Por qué un grupo tan grande de gente está siendo constantemente ignorado y poco representado?

Uno de cada cuatro niños en EE.UU. es criado en un hogar monoparental. Estos números son significativos. Estos niños y sus atribulados padres merecen tener representación en este sínodo. ¿Por qué no se nos tiene en cuenta?

El hecho de que continuamente seamos ignorados en la amplia discusión eclesial me hace pensar en nuestros obispos no creen que los padres solteros no importan lo suficiente como para prestarles un interés especial. Eso, o tal vez simplemente no saben qué hacer con nosotros.

En el Sínodo extraordinario del año pasado, a los padres solteros se les dio una única mención de una línea en el documento final, una vaga promesa de “atención especial” sin ninguna indicación clara de cómo sería esta atención.

“Debería prestarse especial atención al acompañamiento de las familias monoparentales, especialmente para ayudar a las mujeres que tienen que llevar solas la responsabilidad del hogar y la crianza de los hijos”.

Este año, por lo que puedo decir, no hemos escuchado nada en absoluto de los padres sinodales sobre las familias monoparentales. Esto en cuanto a “atención especial”. Es difícil no sentirse resentido.

Uno de los cuatro temas de este Sínodo Ordinario es “Las familias rotas”. Se hubiera realmente ganado mucho si las discusiones sobre las familias rotas fueran lo suficientemente honradas como para incluir a los padres solteros; el reducido enfoque en la comunión de los divorciados vueltos a casar parece estar copando las discusiones.

¿Por qué los padres sinodales no hacen preguntas sobre cómo la Iglesia puede servir mejor a nuestras necesidades? Si los padres solteros hubieran tenido alguna representación en el sínodo se podrían haber hecho estas preguntas. Los padres solteros tienen tanto que ofrecer a la Iglesia como los divorciados vueltos a casar. Necesitamos guía espiritual y apoyo como ellos, si no más, ya que estamos llevando toda la carga de la familia a la espalda, sin la ayuda de un cónyuge.

¿Qué puede hacer la Iglesia por las familias monoparentales?

A nivel más básico, pastoral, las parroquias deben ofrecer asesoramiento y orientación espiritual para padres solteros, porque no sólo estamos a cargo de nuestro propio bien espiritual, somos anche el único responsable de las necesidades espirituales y la educación de nuestros hijos. Cuando los padres son alimentados en su fe, pueden pasar ese fervor a sus hijos. Ignorar a los agotados y espiritualmente muertos de hambre padres solteros, provoca la muerte vocacional. Los padres solteros no pueden ayudar a los niños a crecer en la fe si ellos mismos se están hundiendo bajo su propia carga.

En segundo lugar, los padres solteros pueden beneficiarse enormemente sólo de un simple reconocimiento. Criar a los hijos con el progenitor ausente no es un caso raro en la historia de la Iglesia: el recién canonizado Louis Martin crió a Santa Teresita y sus hermanos solo después de que su esposa, Celia, muriera; san Juan Bosco fue criado por una madre viuda desde los dos años después de la muerte de su padre; san Juan Pablo II perdió a su madre cuando tenía sólo ocho años. Las santas Elizabeth Ann Seton y Edith Stein fueron criadas por padres solteros.

El hecho de estos santos fueran criados en un ambiente no tradicional y monoparental – que es considerado por algunos como inferior – y sin embargo hayan llegado a ser venerados como santos en la Iglesia, puede ofrecer a los padres solteros una fuente de esperanza para combatir la negatividad que encontramos sobre nuestra situación.

Eh, estamos tratando de criar santos aquí, igual que los demás. Un poco de ayuda, un poco de caso, un poco de consideración nos ayudarían a luchar y seguir adelante.

Una vez escuché una homilía de un sacerdote que fue criado por su madre. Cuando contaba las luchas de su madre a través de los ojos del niño abandonado por su padre, los ojos se me llenaban de lágrimas, porque finalmente, había alguien que sabía. El sacerdote reconocía lo difícil que había sido su vida, y al mismo tiempo alababa a su madre por su fuerza, esa fuerza que según él, lo llevó a la vocación del sacerdocio.

Esto, padres sinodales: necesitamos más de esto. Empatía, simpatía, aliento, y sobre todo esperanza.

Por último, es necesario el diálogo. La iglesia no puede seguir fingiendo que las familias monoparentales están siendo bien atendidas; no lo estamos. Ustedes dejaron escapar la oportunidad para el debate sobre este tema el año pasado. Todavía hay tiempo para hablar desde la oración, la pastoral, de las necesidades reales de los padres solteros que existen en todas las parroquias, y que sufren en silencio la indignidad de pasar totalmente desapercibidos o vergonzosamente ignorados.

Muestren a las familias monoparentales que les importan sus necesidades y las necesidades de sus hijos poniendo el tema sobre la mesa. Pregúntennos cómo la Iglesia nos puede ayudar; hagan sentir a nuestras familias que son importantes para la Iglesia.

Katrina Fernández es madre soltera; su hijo es monaguillo y miembro de los Boy Scouts. Ella escribe en The Crescat.

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