Un año después retorna al canto y ofrecerá un conciertoEl diario El Día, de Santo Domingo, nos cuenta el caso ejemplar de la artista Francis Marizan.
Fortaleza, confianza, providencia y esperanza es la definición que proporciona Francis a quien nunca la abandonó y le brindó su confianza: Dios.
Él le dio esperanza cuando ella luchaba contra el cáncer de mama y con fe y coraje esta artista le ganó la batalla.
Era el mes de enero, cuando mientras se duchaba descubrió un pequeño tumor en la parte superior izquierda del seno izquierdo, por lo que se asustó y fue inmediatamente al ginecólogo, el cual le indicó unos estudios que luego pasarían a ser vistos por un cirujano oncólogo.
“El doctor me dijo de lo peligroso que era este cáncer y me dio mucho miedo por mi hija, que solo tenía un añito”, dijo la intérprete.
El humor y el buen ánimo fueron sus aliados durante su recuperación; después de la operación, sus amigos y familia estuvieron con ella en todo momento.
Fueron 12 sesiones, una semanal durante tres meses. Eso la desplomó y no podía parar de llorar, pues no esperaba esa noticia, sobre todo porque ya le habían dicho que el cáncer había sido erradicado.
“Sólo pensar quedarme sin pelo, conocer los síntomas y todo lo que eso implicaba me debilitó bastante, pero mi doctora, que cree mucho en Dios, me dijo, mira a tu hija, por ella debes ser fuerte, debes vivir por ella”. Su cuerpo respondió de manera sorprendente a los tratamientos y muchos de los síntomas que dijeron que tendría no aparecieron; sin embargo, algo la debilitó bastante, cuando perdió todo el pelo. Sabía que pasaría, pero no en la primera quimioterapia. Se desmoralizó, pero siguió adelante.
Siguió su vida normal aunque tomando precauciones; aumentó su fe en Dios. Francis adoptó un lema que fue su aliado durante el proceso, que la mantuvo de pie: fe, paciencia, esperanza, buen ánimo. La actitud positiva siempre la ayudó.
Llegaba de buen humor a sus sesiones de quimioterapia y hasta bromeaba con las enfermeras. Siempre llegaba sonriente, aunque no estuviera en el mejor de sus días.
Cuando ella se sentía mal decía, “esto también pasará”. Y lo repetía. Alguien le dijo, “tranquila, un día, cuando todo termine, lo recordarás como si hubiera sido un sueño. Hoy, a un año de haber terminado mis 12 sesiones de quimioterapia, así es que lo recuerda, como un sueño”.
Marizán, próximamente, dará un concierto titulado “Ellas en mi voz”