“Aquí todos tenemos que perdonar un montón de cosas. No hay una familia que no tenga a ningún asesinado”Un país en guerra. Una población en guerra. Un misionero ‘en guerra’. Esta podría ser la carta de presentación de Sudán del Sur, de los sursudaneses, y del misionero comboniano P. José Javier Parladé. Los tres protagonistas de estas páginas acumulan más de 40 años en los que el conflicto bélico ha sido el eje que ha vertebrado cada uno de los días, desde el 1 de enero al 31 de diciembre. Pero ni el país, ni sus gentes, ni el misionero desisten, e intentan proponer la paz allá donde les dejan. Difícil, mas no imposible.
A pesar de llevar más de cuatro décadas en el país, cada jornada es una oportunidad para el aprendizaje, para la humildad y el reconocimiento del otro. “Al principio tú llegas pensando que vas a hacer muchísimo por ellos, tú te sientes algo. Pero después te vas dando cuenta de que ellos pueden vivir perfectamente sin ti, que tampoco eres absolutamente necesario para nada. Cada vez eres más consciente de que eres tú el que los necesitas a ellos. Yo ya no sabría vivir en otro sitio”.