Laurent Stefanini, actual jefe del protocolo del Eliseo, no será el embajador de Francia ante la Santa Sede. Según la edición del diario Libération del 09 de octubre, el enfrentamiento entre la Santa Sede y el Eliseo por la aceptación de las credenciales del candidato ha llegado al final.
Laurent, católico, cuya homosexualidad se ha hecho pública, ya no podrá aspirar a ser el puente diplomático entre el presidente François Hollande y el Papa Francisco.
El presidente francés congeló la nominación de otro candidato hasta nuevas elecciones. Desde el pasado 05 de enero, la nominación está en la mesa de la Secretaría de Estado.
El diario francés cita fuentes del gobierno para indicar que no hubo un acuerdo al respecto, o mejor una respuesta. Hollande y el Vaticano han puesto un muro sobre el argumento.
La aprobación del matrimonio gay en Francia ha enrarecido el ambiente de la postulación, que además ha sido proclamada por los cuatro vientos como una conquista modernista. La situación ha creado evidentes presiones fuera de la esfera diplomática a la Santa Sede para que acepte al candidato católico confeso y homosexual. Una candidatura envuelta en un aurea de publicidad progresista opuesta al protocolo reservadísimo de la Santa Sede.
Así la sede de Villa Bonaparte, prestigioso palacio del setecientos adyacente a Porta Pía y al Vaticano, será ocupado por el numero dos de la diplomacia francesa, François-Xavier Tillette, encargado de negocios de la embajada hasta el 2017, cuando terminará el mandato del actual gobierno socialista.
El Papa Francisco el 17 de abril recibió en la Casa de Santa Marta a Laurent Stefanini. Francisco con este gesto dejó claro que el silencio en el plácet no era contra de la persona en sí. Una reunión de 40 minutos definida “cordial” e incluso ‘espiritual’ debido a que ambos rezaron juntos por iniciativa del Papa, según informó la agencia I.Media.
Las relaciones siguen adelante. De hecho, el ministro del interior francés Bernard Cazeneuve participará el próximo domingo 18 en Plaza de San Pedro a la canonización de los esposos franceses, Ludovico Martin y Maria Azelia Guérin, padres de Santa Teresita.
Según el derecho internacional, la Santa Sede puede abstenerse de dar su plácet, aunque París espera obtener una respuesta que da por obligatoria, casi como una imposición. De ahí nace la discrepancia con la Santa Sede que prefiere, a su vez, no responder.
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