Quien no quiere crecer es porque no quiere madurar…Peter Pan ha sido llevado al cine en más de medio centenar de ocasiones. Esto sin contar con las aproximaciones a su universo, como son las películas de Campanilla, o aquellas que han abordado directamente la vida de su creador, el escritor escocés James M. Barrie.
El padre de Peter Pan tuvo una infancia complicada. Cuando tenía seis años su hermano de trece años murió en un accidente de patinaje. Según parece la madre de Barrie nunca se recuperó de aquella pérdida y cuentan que solo le hacía caso a James cuando se ponía la ropa de su hermano muerto.
La relación de James Barrie con su madre definiría en gran medida su forma de relacionarse con el mundo. Cuando ya era un adulto se le diagnosticó “enanismo psicosocial” debido a que sólo medía un metro y medio escaso. Dicen que porque no quería crecer tal vez porque hacerse mayor implicaba dejar de buscar la aprobación y el cariño de su madre.
De hecho su matrimonio con la actriz Mary Ansell seguramente no funcionó por una mezcla de todo esto. Porque Barrie buscaba una madre y no una compañera sentimental.
Peter Pan, que como es bien sabido, nació como una obra teatral, ha sido escudriñada hasta el hartazgo tratando de encajar la traumática infancia de Barrie con la despreocupada y desenfada existencia en el País de Nunca Jamás. De Peter Pan se ha dicho que mostraba el despertar de la sexualidad de Wendy e incluso que se trataba de una obra freudiana. Aunque sin forzar demasiado la máquina lo más fácil y probable es que la obra de Barrie hable del miedo a crecer.
Sin embargo el cine, siempre dispuesto a desvirtuar a los mitos no ha sabido o no ha querido entrar en materia con este personaje. La inmensa mayoría de los largometrajes basados en la obra de Barrie son películas infantiles que ponen el acento en la fantasía como de hecho sucede en Pan (Viaje a nunca jamás).
El popular clásico animado de Disney se encargó de perfilar al personaje y su universo sin que casi nadie lo pusiera en duda. No obstante, no deja de resultar curioso la indiscutible asociación Peter Pan/cine infantil teniendo en cuenta los numerosos detalles que salpican la obra y que un poco más explotados podrían dar mucho más de sí para hacer de Peter Pan una historia adulta.
Por ejemplo, el personaje de Peter Pan no debe recordar sus propias aventuras para así no aprender sobre el mundo y por tanto no madurar. El cine no se ha detenido en este detalle.
Peter Pan es quien es porque no quiere crecer, lo que también significa que no quiere aprender, lo que también implica que prefiere olvidar. Un personaje que no quiere crecer porque no quiere aprender y que prefiere olvidar debe de tener mucha más densidad dramática de la que hemos visto hasta la fecha.
Spielberg trató de aproximarse al mito desde un punto de vista moderadamente adulto con Hook y aunque el invento se le fue de las manos tuvo algún apunte interesante. Garfio no era más que un anciano que tenía miedo a la muerte, en el fondo, como el propio Peter Pan. Quien no quiere crecer es porque no quiere madurar. Y en el fondo quien no quiere crecer es porque no quiere morir.