Muchas han sido las opiniones que ha suscitado el saludo entre Santos y “Timochenko” y muchos los interrogantes que quedan por responder
La foto que captura un momento histórico y trascendental para la historia de Colombia ha dado vuelta al mundo. La imagen en la que aparecen Juan Manuel Santos, Rodrigo Londoño y Raúl Castro trae a la memoria de muchos colombianos aquellos encuentros que tuvo en su momento Andrés Pastrana siendo presidente de Colombia con Manuel Marulanda, conocido como “Tirofijo”, fundador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), también en el marco de diálogos de paz, pero como bien sabemos no pasó a mayores.
Esta vez hay más esperanza en algunos, incluso el Santo Padre no ha perdido oportunidad para hacer referencia a la tan anhelada paz que Colombia está buscando después de casi 60 años de conflicto armado.
“Que la sangre vertida por miles de inocentes durante tantas décadas de conflicto armado, unida a aquella del Señor Jesucristo en la Cruz, sostenga todos los esfuerzos que se están haciendo, incluso aquí, en esta bella Isla, para una definitiva reconciliación. Y así la larga noche de dolor y de violencia, con la voluntad de todos los colombianos, se pueda transformar en un día sin ocaso de concordia, justicia, fraternidad y amor en el respeto de la institucionalidad y del derecho nacional e internacional, para que la paz sea duradera. Por favor, no tenemos derecho a permitirnos otro fracaso más en este camino de paz y reconciliación”, declaró el Papa Francisco.
Un sobrio y casi obligado estrechón de manos
El motivo de la reunión fue acordar la Justicia Especial con la que serían juzgados los actores del conflicto. Y aprovechando el encuentro entre estos líderes dispusieron como fecha el 23 de marzo de 2016 para firmar el fin del conflicto armado.
Santos explicó a los medios: “A más tardar ese día –en exactamente seis meses– estaremos dando un adiós definitivo a la última y más larga guerra de Colombia, y no sólo de Colombia, sino de toda América.”
Se aprovechó también para precisar el tema de la dejación de armas que ocurriría a los 60 días posteriores a la firma del Acuerdo Final.
Al finalizar el encuentro, que muchos colombianos e interesados en el tema estaba siguiendo por televisión, el presidente del país anfitrión, Raúl Castro, empujó a Santos y a Timochenko para que después de firmado el acuerdo ambos se estrecharan la mano.
Santos un poco reacio respondió a la mano estirada de Timochenko, que en realidad esperaba la mano de Castro pero que este astutamente la quitó para que sea el presidente de Colombia quien le correspondiera. Este gesto hizo estallar la sala en aplausos y acrecentó ciertamente la esperanza de algunos.
Frente a la proximidad del fin del conflicto
Son muchos los interrogantes al respecto. Varios han expresado su alegría pero al mismo tiempo cierta desazón frente a la tan ahora conocida “Justicia Especial para la paz”. Si bien es cierto que Santos ha declarado que se logrará la paz sin impunidad para muchos, aún no es claro e incluso son injustos los “beneficios” otorgados a aquellos guerrilleros en cuanto a las penas que se les impondrán.
La poca claridad en el lenguaje de Santos y Timochenko no permite confiar en que la paz está cerca. Hay temas en los que concuerdan como la dejación de armas pero otros en los que cada uno tiene en su agenda y espera con el Acuerdo Final.
Como ejemplo tenemos la declaración que Timochenko ha dado a los medios diciendo que espera la transformación de las FARC en un movimiento político.
En cuanto a las víctimas, algunas siguen esperando y confiando; otras no creen que el camino de las penas alternativas sea el más apropiado para tratar los actos terroristas de los guerrilleros.
En fin, son muchos los cuestionamientos y varias las opiniones. Unos le apuestan y esperan con ansias el 23 de marzo próximo para pasar finalmente las páginas de dolor en Colombia; otros ni se ilusionan y esperan otro fracaso. El tiempo hablará.