Sin familia, soy “yo, mi, me, conmigo y para mí”Papa Francisco le puso “la frutilla de la torta” a su visita a Cuba. Él mismo lo expresó, que dio las gracias a las familias cubanas por hacerle sentir todo estos días en familia: “por hacerme sentir en casa”.
Y han sido estas familias, familias alegres y luchadoras “que quieren permaneces unidas”, explicó monseñor Dionisio García, arzobispo de Santiago las protagonistas de su último evento en la Isla.
En su encuentro quiso mostrar la familia como “Iglesia doméstica” y quiso recordar las bodas de Caná y la importancia de las bodas en la vida de muchos: “Da alegría al alma ver a los hijos crecer y que puedan formar su hogar. Es la oportunidad de ver, por un instante, que todo por lo que se ha luchado valió la pena”.
“En las bodas, siempre se une el pasado que heredamos y el futuro que nos espera. Siempre se abre la oportunidad para agradecer todo lo que nos permitió llegar hasta el hoy con el mismo amor que hemos recibido.
“Y Jesús comienza su vida pública en una boda”, explicó el Papa Francisco.
De igual manera destacó cómo Jesús se manifiesta en las comidas, en las cenas: “Bodas, visita a los hogares, cenas, algo de «especial» tendrán estos momentos en la vida de las personas para que Jesús elija manifestarse ahí”.
Papa Francisco comentó algunos recuerdos de su diócesis anterior, como por ejemplo cuando le comentaban cómo el único momento que tienen las familias es “la cena, a la noche, cuando se volvía de trabajar, donde los más chicos terminaban la tarea de la escuela”.
“Jesús elige estos espacios para entrar en nuestras casas y ayudarnos a descubrir el Espíritu vivo y actuando en nuestras cosas cotidianas”, explicó el Papa destacando que “es en casa donde aprendemos la fraternidad, la solidaridad, el no ser avasalladores”.
“En casa no hay lugar para las «caretas», somos lo que somos y de una u otra manera somos invitados a buscar lo mejor para los demás”, destacó en su discurso el Papa Francisco explicando que por eso la comunidad cristiana les llama “iglesias domésticas”.
Sin embargo, el Papa se mostró crítico por cómo “en muchas culturas hoy en día van despareciendo estos espacios, van desapareciendo estos momentos familiares, poco a poco todo lleva a separarse, aislarse; escasean momentos en común, para estar juntos, para estar en familia”.
La casa se queda vacía: “vacía de relaciones, vacía de contactos, vacía de encuentros”, recordó el Papa.
De igual manera, mostró otra anécdota, la de que alguien que trabaja con él que quedó solo en casa porque su familia se había ido de vacaciones. Al principio todo estaba en silencio, en paz. Al tercer día, cuando le preguntó, su colaborador le dijo: “Quiero que vengan ya todos de vuelta. Sentía que no podía vivir sin su esposa y sus hijos”.
“Sin familia, sin el calor de hogar, la vida se vuelve vacía”, explicó el Papa, destacan que si esto ocurre: “comienzan a faltar las redes que nos sostienen en la adversidad, nos alimentan en la cotidianidad y motivan la lucha para la prosperidad”.
Para el Papa Francisco la familia salva de dos fenómenos: “la fragmentación (la división) y la masificación”. “En ambos casos, las personas se transforman en individuos aislados fáciles de manipular y de gobernar. Sociedades divididas, rotas, separadas o altamente masificadas son consecuencia de la ruptura de los lazos familiares”.
Durante su intervención mostró que mucho se discute sobre el futuro y ofreció una respuesta: “dejemos un mundo con familias”. “Es cierto, no existe la familia perfecta, no existen esposos perfectos, padres perfectos ni hijos perfectos, pero eso no impide que no sean la respuesta para el mañana”, afirmó el Papa.
Fiel a su estilo, Papa Francisco improvisó y recordó algo para él muy importante: las embarazadas y mostró cómo en sus audiencias en el Vaticano, al cruzar entre la gente: “tantas mujeres me enseñan la panza y me piden bendición”. “A todas aquellas mujeres que están embarazadas de esperanza, que en este momento se toquen la panza”, ímprovisó Francisco: “Si hay alguna acá lo hagan acá o por radio y televisión. A cada uno de aquellas, a cada chico le doy mi bendición”.
Sus últimas palabras en Cuba, sus últimas palabras con las familias fueron dedicadas a la Eucaristía y su relación con la familia: “La Eucaristía es la cena de la familia de Jesús, que a lo largo y ancho de la tierra se reúne para escuchar su Palabra y alimentarse con su Cuerpo. Jesús es el Pan de Vida de nuestras familias”.
Y terminó pidiendo oración por dos iniciativas, el Encuentro Mundial de las Familias y el Sínodo de Obispos, que tiene como tema la familia.