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Papa Francisco: La mirada de Jesús abre el corazón, hace libre

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Alvaro Real - publicado el 21/09/15
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En su Misa de Holguín habla del cambio, del que produce la mirada misericordiosa de Dios

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Papa Francisco llegó a la diócesis de Holguín, donde un pequeño coro infantil integrado por 35 voces le ofrecieron una pequeña ceremonia de bienvenida: “¡Bienvenido!”, le dijeron.

Desde allí y acompañando de Mons. Emilio Aranguren Echeverría, Obispo de Holguín, y seguido por el séquito papal se dirigió hacia la Plaza de la Revolución “Calixto García Íñiguez” donde presidió la Santa Misa en el día en el que la Iglesia celebra la Fiesta de San Mateo, quien fue Apóstol y Evangelista.

La providencia no deja nada al azar y si los cubanos y el mundo estaba deseoso de escuchar al Papa Francisco hablando de cambios, éste fue el día. Quizá los cambios no sean los esperados por algunos, pero es el cambio fundamental: el cambio del ser humano, el que produce la mirada de Cristo. Aquel cambio que sufrió Mateo.

“Jesús lo miró. Qué fuerza de amor tuvo la mirada de Jesús para movilizar a Mateo como lo hizo; qué fuerza han de haber tenido esos ojos para levantarlo”, afirmó el Papa, que explicó quién era Mateo y cómo pertenecía a una categoría social vista como “traidores para el pueblo: le sacaban a su gente para dárselo a otros”.

Para el Papa Francisco, lo fundamental es que Jesús se detuvo y no pasó de largo precipitadamente: “lo miró sin prisa, con paz. Lo miró con ojos de misericordia; lo miró como nadie lo había mirado antes. Y esta mirada abrió su corazón, lo hizo libre”.

No se trata de algo histórico, sino algo que ocurre día tras día. Este es el mensaje que quiso dejar el Papa: “Es nuestra historia personal; al igual que muchos otros, cada uno de nosotros puede decir: yo también soy un pecador en el que Jesús puso su mirada”. ¿Porqué ocurre esto? Papa Francisco lo explicó, porque el amor de Jesús “nos precede, su mirada se adelanta a nuestra necesidad. Él sabe ver más allá de las apariencias, más allá del pecado, del fracaso o de la indignidad”.

Papa Francisco explicó en su homilía que tras esa mirada viene la misión: Mateo ya no es el mismo; interiormente ha cambiado. El encuentro con Jesús, con su amor misericordioso, lo ha transformado”.

“Para Mateo, y para todo el que sintió la mirada de Jesús, sus conciudadanos no son aquellos a los que «se vive», se usa y se abusa. La mirada de Jesús genera una actividad misionera, de servicio, de entrega”, afirmó el Papa, añadiendo: “Su amor cura nuestras miopías y nos estimula a mirar más allá, a no quedarnos en las apariencias o en lo políticamente correcto”.

Ante esta mirada, ante todo lo ocurrido con Mateo, ante la transformación de los corazones el Obispo de Roma le preguntó a los presentes: “¿Crees? ¿Crees que es posible que un recaudador se transforme en servidor? ¿Crees que es posible que un traidor se vuelva un amigo? ¿Crees que es posible que el hijo de un carpintero sea el Hijo de Dios?”

Finalizó su intervención pidiendo compartir la ternura y misericordia de Dios con “los enfermos, los presos, los ancianos o las familias en dificultad” y valoró el esfuerzo y sacrificio de la Iglesia en Cuba que “trabaja para llevar a todos, aun en los sitios más apartados, la palabra y la presencia de Cristo”.

Sus últimas palabras, como siempre, dedicadas a la Virgen, en este caso a la Virgen de la Caridad del Cobre, “a quien Cuba acogió en sus brazos y le abrió sus puertas para siempre”: “Que ella nos guarde a todos como cuidó a Jesús en su amor. Que ella nos enseñe a mirar a los demás como Jesús nos miró a cada uno de nosotros.”

 

 

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