El Pontífice recuerda que cristianos y musulmanes han vivido por siglos en armonía en esa zona de Oriente MedioEn Siria e Irak el mal “destruye los edificios e infraestructuras, pero sobre todo destruye la conciencia del ser humano”, constató el Papa Francisco este jueves 17 de septiembre al recibir en audiencia en el Vaticano a los participantes del encuentro que tiene lugar en Roma sobre la crisis humanitaria en Siria e Irak, promovido por el Consejo Pontificio Cor Unum.
Una vez más rememoró la persecución de los cristianos: “Muchas son las víctimas del conflicto; pienso en todas y por todas rezo. Pero no puedo dejar de mencionar el grave daño a las comunidades cristianas en Siria e Irak, donde muchos hermanos y hermanas son vejados a causa de su fe, arrojados de sus tierras, encarcelados o incluso asesinados”.
Tras denunciar la “insensibilidad” de la comunidad internacional y el aumento del comercio de armas, el Papa ha apelado al diálogo para acabar con el fundamentalismo y la violencia de matriz religiosa en Siria e Irak.
“Durante siglos, las comunidades cristianas y musulmanas han vivido juntas en estas tierras, sobre la base del respeto mutuo. Hoy hasta la misma legitimidad de la presencia de los cristianos y de otras minorías religiosas se niega en nombre de un fundamentalismo violento que reivindica un origen religioso“, indicó.
Sin embargo, “a los tantos ataques y persecuciones que hoy sufren” los cristianos “en esos países, la Iglesia responde dando testimonio de Cristo con valentía, a través de la presencia humilde y ferviente, el diálogo sincero y el generoso servicio a favor de cualquier persona que sufra o lo necesite, sin distinción alguna”.
“En el nombre de Jesús –continuó- , que vino al mundo para curar las heridas de la humanidad, la Iglesia se siente llamada a responder al mal con el bien mediante la promoción de un desarrollo humano integral, ocupándose de cada hombre y de todos los hombres”.
El Pontífice pidió que los católicos fortalezcan “la colaboración intra-eclesial y los vínculos de comunión que los unen con las otras comunidades cristianas, buscando también la cooperación con las instituciones internacionales humanitarias y con todos los hombres de buena voluntad”.
En su discurso, exhortó a responder a las necesidades “materiales y espirituales” de los más débiles e indefensos en el conflicto.
”Pienso sobre todo en las familias, en los ancianos, en los enfermos, en los niños. Los niños y los jóvenes, esperanza para el futuro, están privados de los derechos fundamentales: crecer en la serenidad de la familia, ser atendidos y asistidos, jugar, estudiar”, dijo.
Luego recordó el drama de los niños en los conflictos armados. “Millones de niños, con la continuación del conflicto, se ven privados del derecho a la educación y, en consecuencia, ven que el horizonte de su futuro se ofusca”.
La gravedad de la crisis humanitaria la explica el dicasterio “Cor unum” que difundió datos sobre Siria e Irak: “Desde 2011, la crisis habría provocado hasta ahora más de 250 mil víctimas y 1 millón de heridos. En la actualidad son más de 12 millones las personas que necesitan ayuda en Siria y más de 8 millones en Irak; los refugiados internos son 7,6 millones en Siria y más de 3 millones en Irak; mientras que son 4 millones los sirios que refugiados en toda la zona del Medio Oriente: en particular, 1,9 están en Turquía; 1,1 millón, en el Líbano; más de 600 mil en Jordania“.