Un periodista de France 2 realiza la travesía entre Turquía y Grecia a bordo de una lancha paquebote repleta de sirios y de iraquíes con el consentimiento de los traficantes de personas y muestra de cerca al mundo cómo están viajando los refugiados:
Franck Genauzeau, enviado especial de la cadena pública francesa al mar Egeo, espera a los refugiados a bordo de la barca fletada por contrabandistas de vidas humanas.
Algunas mujeres, una veintena de niños, una pareja con un bebé en brazos,… Los hombres aparentan estar sanos, hay adolescentes y muchos jóvenes. “La mayoría no saben nadar”, dice la voz en off.
Bajo la amenaza de un arma, hay que separar el barco de la costa. Uno de los pasajeros es designado capitán y el traficante los abandona a nado, reuniéndose con sus cómplices.
Cada adulto ha desembolsado 2.000 euros y 1.000 euros por niño para llegar a la isla de Lesbos, a 10 kilómetros de ahí.
Pero el motor se para al caer la noche. Una oración a Alá surge de todos los labios. A bordo de la barca sacudida por las olas a la deriva entre Turquía y Grecia, la luz eléctrica de la cámara ilumina los pálidos rostros de los migrantes, aferrados unos a otros.
Los niños lloran y el terror se apodera de los aproximadamente sesenta náufragos que se desgañitan con los silbatos de sus chalecos salvavidas.
Es noche cerrada cuando el periodista se decide a llamar él mismo a los servicios de emergencias, enseñándoles la posición exacta de la barca gracias a un localizador por satélite.
El mar está agitado cuando una pequeña embarcación de pesca desviada por los guardacostas acude en su ayuda y los remolca hasta la costa, parte griega.
Uno de los migrantes, de unos veinte años, apodado “Ibra” –como el jugador de fútbol- explica entonces la razón de su empresa desesperada: “Se viene a Europa porque nuestro gobierno hace matar, mientras que a vosotros, lo necesitáis, el gobierno os ayuda”.
El drama humanitario parece absoluto y los medios desplegados por Occidente para afrontarlo son escasos, en este caso un simple barco de pesca griego.