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Un presbítero perdonado por un aborto: La Iglesia es misericordiosa

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Stephen Imbarrato - publicado el 16/09/15
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“yo soy un ejemplo vivo de cómo la Iglesia, continuando la obra de Cristo en la tierra, extiende la misericordia de Dios a todos los que la buscan”

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Escribo hoy como sacerdote culpable de un aborto hace décadas. Tan pronto como oí hablar de la carta del papa Francisco dando autoridad universal a los sacerdotes para absolver el pecado del aborto y revocar cualquier excomunión, me entrevistaron en la radio y me hicieron preguntas acerca de la carta del Papa. ¿Supone una nueva enseñanza? ¿La Iglesia perdona finalmente a personas culpables de haber abortado?

Después, durante ese día, pude leer algunos de los titulares en los medios de comunicación y entendí el porqué de estas preguntas. Un titular de Yahoo decía: “El Papa pide a los sacerdotes que perdonen a las mujeres que han abortado”. La MSNBC publicó: “El Papa dice que los sacerdotes pueden permitir este pecado católico”.

Las observaciones generales que escuché, de personas de dentro y fuera de los medios de comunicación social, podrían resumirse en: “Cómo puede la Iglesia estar tan en contra del aborto como para negar la misericordia a la gente que ha cometido este pecado”. Es casi como si en un solo día superáramos el abismo en el que la Iglesia tenía tan poca misericordia cuando, en realidad, la iglesia es toda misericordia…

Y yo soy un ejemplo vivo de cómo la Iglesia, continuando la obra de Cristo en la tierra, extiende la misericordia de Dios a todos los que la buscan.

En la década de 1970, mucho antes de que llegara a ser sacerdote, animé a mi novia a abortar. A la culpa le siguió, casi de inmediato, la confesión de nuestro pecado a un sacerdote. Nuestra curación vino mucho más lentamente y, finalmente, nos separamos.

Treinta años más tarde, en el seminario, haciéndole ver a un joven su complicidad en el aborto de su novia, me di cuenta de que yo fui “ese hombre”. Prudentemente, pude buscar a mi novia y pedirle perdón por haberle hecho daño y no haber sido un hombre de verdad en aquellos tiempos. Fue solo entonces cuando descubrí que el aborto implicó a ambos. Ella había mantenido el secreto hasta que le pedí perdón, abriendo un torrente de gracia en su proceso de curación y en la mía.

Puedes preguntar: “¿Cómo un hombre culpable de tal pecado llega a ser sacerdote?”. Bien, porque la iglesia es, como debería ser y como es Jesús, misericordiosa. Sí, la Iglesia quisó estar segura de que mi exnovia y yo estábamos lo suficientemente curados y era consciente y aprobaba que yo llegara a ser sacerdote.

Y sí, este pecado es un “impedimento” para la ordenación sacerdotal pero, como con muchas circunstancias dentro de la Iglesia, después de la debida investigación, puede obtenerse una dispensa. A mí se me dio esta dispensa. Asimismo, también podría recibir misericordia similar una mujer que quisiera entrar en la vida religiosa como monja. Es lo correcto y lo justo. La Iglesia está llamada a ser misericordiosa como Cristo es misericordioso.

Estos actos de misericordia de ninguna manera contradicen la justa y moral enseñanza de que el aborto es un pecado muy grave. Como la Iglesia enseña, y siempre ha sido así, todos los pecados son perdonables si uno busca el perdón y está verdaderamente arrepentido.

El Papa Francisco exhorta en su carta a todos los sacerdotes a perdonar abortos en confesión, dándoles facultad para levantar cualquier excomunión a “aquellos que lo han cometido [el aborto] y que, con un corazón contrito, buscan el perdón por ello”.

Por supuesto, hay que saber que en los Estados Unidos, los sacerdotes ya han tenido este poder misericordioso de la Iglesia durante mucho tiempo. La carta del Papa sólo refuerza lo que yo y muchos otros católicos ya sabemos: la Iglesia Católica es toda perdón, toda misericordia. Es en esta misericordia donde las personas encuentran el camino a la curación y paz verdaderas.

El padre Stephen Imbarrato es un sacerdote católico de la Archidiócesis de Santa Fe. Participa, a tiempo completo, en Priests for Life, la asociación pro-vida más grande de la Iglesia Católica. Para más información acerca del p. Stephen y Priests for Life, visita www.PriestsForLife.org. Para más comentarios de Priests for Life sobre la acción del Papa, visita www.JubileeOfMercy.net.

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