La crítica cinematográfica, pese a ser un género muy promovido en las facultades de periodismo, es trabajo de especialistas que logran simplificar en pocas palabras la complejidad del lenguaje audiovisual y los contextos en los cuales se enuncia. Cuando la película en cuestión aborda como personaje a alguien a quien muchos sienten de manera verdadera, no metafórica, como un padre, más aún, un Santo Padre, la complejidad aumenta. Por eso comentar sobre “Francisco, el padre Jorge”, la primera ficción que se propone narrar la vida de Jorge Mario Bergoglio, no es cosa sencilla.
El film, dirigido por Beda Docampo Feijóo, está basado en el libro de Elisabetta Piqué, acaso el documentalmente hablando más serio de los que se hayan escrito sobre el Papa. Pese a que la periodista del diario La Nación podría haber incurrido en lo que muchos de sus colegas hicieron, para digerir sin masticar lo poco que sabían de Bergoglio y publicar en semanas un posible Best Seller, Piqué se tomó su tiempo y echó luz sobre gran parte de las desinformaciones que se manejaban en torno a la vida del Papa. Por eso, para un biopic, difícilmente se puede haber trabajado con un mejor punto de partida.
Pero como evaluar el lenguaje audiovisual, con la movilización sentimental que produce la imagen y el sonido, es cosa de experto, se acude en este caso al género entrevista, para dar voz a aquel que está en mejores condiciones de hacerlo. El padre Martín Bernal es sacerdote diocesano de Morón, Argentina, Secretario Ejecutivo de la Comisión de Comunicación de la Conferencia Episcopal, y miembro de Signis Argentina. Desde su papel dentro de esa organización, ha participado de distintos jurados ecuménicos de festivales importantes a nivel mundial, entre ellos Cannes y Locarno, este último hace escasas semanas.
– ¿Como película, independientemente del protagonista, cómo la juzga?
Como película “Francisco, el padre Jorge” es una mirada retrospectiva, como si fuera una precuela del personaje que hoy tenemos delante, un personaje que se está construyendo permanentemente. Es una mirada que nos da puntos de contacto de una historia poco conocida, y que termina verdaderamente dando pautas de que esto que vemos ahora en el Papa Francisco ya se mostraba como actitud y como proceso en Jorge Mario Bergoglio.
– Teníamos libros del Papa Francisco, ninguno con ambición de ficción. También documentales, pero ahora tenemos una ficción basada en hechos reales sobre él. ¿Hay antecedentes sobre algo parecido, sobre un personaje que aún no haya fallecido? ¿Por qué cree que se hace en este caso?
Pienso en la película Isabel II, de Inglaterra. Se da cuando el personaje ofrece tantas aristas, y una situación como la que permanentemente muestra Francisco, una situación no esperada por un lado y por otro que genera expectativa. Podríamos preguntarnos como los paisanos de Jerusalén: “¿De dónde le viene todo esto?”. Pero no en un sentido de descalificación, sino en un sentido de duda importante. Y la película nos da claves para ver de dónde le viene todo esto. Esto es lo que productores y el director han querido hacer en base al libro de Piqué.
– En géneros que buscan conservar una relación muy directa con la realidad, como es este caso, ¿qué rol juegan las licencias creativas del director?
En este caso, la ficción está dada como elemento aglutinante de la historia y del personaje. Es importante dar cuenta que todo esto se desarrolla en un tiempo y en una historia que es más que interesante; el personaje hoy tiene 78 años y atravesó circunstancias y situaciones en la Argentina muy importantes, y también muy intensas, como lo demuestra ser la historia argentina con sus antagonismos. Por eso creo que la construcción está dada en cuánto al personaje, y en eso no hay grandes licencias creativas.
– ¿Se puede conocer al Papa viendo la película?
No es que conozcamos al Papa viendo la película; conocemos de dónde viene el Papa viendo la película. El Papa nos está sorprendiendo día a día y mostrando cómo es esto de llevar el Evangelio de Cristo desde un lugar que conlleva tanta responsabilidad y tantos compromisos. Creo que lo que conocemos es que el Papa Francisco hoy, el padre Jorge ayer, es un hombre que se ha dejado iluminar por el Evangelio de Cristo.
– ¿Cree que al Papa le gustaría verla?
No creo que al Papa le guste ver la película. Es un hombre sumamente austero y que huye de todo culto de la personalidad. La película está bien, pero no creo que a él le interesa verla.
La película no ha buscado tener apoyos de la Iglesia de manera institucional, y ha nacido de productores y directores como un deseo de contar una historia. El que vean que contar una historia cuyo eje es el deseo de un hombre de volcarse de lleno a Cristo y a la Iglesia puede ser no sólo popular sino rentable, muestra que los cristianos son un público nada desdeñable para la industria cinematográfica.
Independientemente de los logros de la ficción, sobre todo por la posibilidad de aclarar puntos aún desinformados sobre la vida del Papa como bien documenta en su libro Piqué, hay una constatación del sentido común que brota al abordar el film: Francisco es un personaje ya histórico que ni libro ni película puede llegar a explicar por completo. Mientras tanto, seguirlo día a día, termina siendo una película que muchos deseamos no acabe nunca.
“Francisco, el Padre Jorge” está en cartelera en más de 100 salas en la Argentina, y próximamente podrá verse en otros países. Los que prefieran no verla, pueden seguir al Santo Padre, al verdadero, día a día aquí en Aleteia.
Hoy celebramos a...