¿Puedo obtener mi divorcio por la Iglesia?
‘¿Cómo puedo obtener mi divorcio por la Iglesia?’ Es una pregunta que mucha gente llega a plantear a las oficinas parroquiales.
De entrada hay que explicar que no existe el ‘divorcio por la Iglesia’, pues “lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre” (Mc 10, 9).
Lo que puede hacer un católico que se ha divorciado, es solicitar ante el Tribunal Diocesano la revisión de su caso, para que se determine si hubo o no matrimonio.
La Iglesia no divorcia ni anula matrimonios. Lo que hace es examinar y dictaminar si se cumplieron o no las condiciones indispensables para que el matrimonio fuera válido.
Mucha gente cree que la única razón para realizar este trámite es quedar libre para poderse casar por la Iglesia, pero existen otras. A continuación se presentan las que dieron diez personas que lo llevaron a cabo. Lo que dijeron tal vez anime a alguien a hacer lo mismo.
1. Duele recordar, pero sabes que es la última vez que vas a pensar en eso, y sacarlo todo permite dar un cierre a esa parte de tu vida y seguir adelante. Se los recomiendo a todos. MG
2. Es liberador verlo con la perspectiva que da el tiempo y la distancia y darse cuenta de que muchas culpas que venía cargando no eran mías ni suyas. Me quité un gran peso de encima. EV
3. Fuera lo que fuera el resultado, yo quería saber. Pensaba: si me dicen que mi matrimonio es válido, pues a seguir orando por la santificación de mi cónyuge; si me dicen que es nulo, me libero de ese vínculo y empiezo una nueva vida. No hay que quedarse con la duda. SB
4. Me estaba alejando de Dios. Como no comulgaba, empecé a dejar de ir a Misa, y como no me confesaba, sentía que acumulaba pecados. Felizmente mi matrimonio fue declarado nulo, pude volver a participar de los Sacramentos, me he acercado mucho a Dios. Uno no se da cuenta de lo que se está perdiendo, hasta que lo recupera. NG
5. No es tan caro como pensaba, y además me dieron facilidades para pagar. RI
6. Fue un trámite relativamente rápido y discreto. Y obtener la declaración de nulidad me dio la tranquilidad de saber que si encuentro a alguien con quien me quiera casar, puedo casarme por la Iglesia y contar con la bendición de Dios y Su gracia, para amar a mi cónyuge como Dios nos ama, porque ¡si me atengo a mis pobres fuerzas acabaría divorciándome otra vez! SN
7. Me sentía mal por no haber invitado a Dios a mi boda, haber preferido casarme sabiendo que ya no podría comulgar, recordaba eso que dijo Jesús de que el que no lo prefiere por encima de todos, no es digno de Él. Para mí lo más importante fue poder reanudar mi vida sacramental. PG.
8. No quería encontrarme otra vez con mi ex ni su parentela, pero no tuve que hacerlo, nunca los vi. Nos citaban en fechas distintas. Es más, ni necesitaba presentarse, bastó que yo iniciara el proceso y se me trató con mucho tacto y delicadeza. YZ
9. Pensé que si declaraban nulo mi matrimonio, mis hijos quedarían como ‘bastardos’ (tenidos fuera del matrimonio), pero no es así. Legalmente ellos siguen siendo nuestros hijos, y ante la Iglesia, son hijos de lo que en su momento pensamos que era un matrimonio válido. Esto no los afectó en nada, seguimos siendo sus papás, aunque nuestro matrimonio haya sido declarado nulo. LV
10. Es muy emocionante para mí haberme podido casar por la Iglesia con la pareja que amo, y formar un hogar sólidamente asentado en Dios. No nada más acudir a Él para pedirle favores en las emergencias, sino invitarlo a ser el cimiento sobre el que construyamos nuestro hogar. LA
Publicado en SIAME