El Pontífice aplaude obra de servicios sacerdotales de urgencia abiertos las 24 horas para asistir a quien sufre y espera la muerte
Un viejo dicho popular dice: “Le pidieron con urgencia la ambulancia y trajo el carro fúnebre”. Ahora, si esto no vale en campo sanitario, tampoco lo es en el ámbito espiritual.
De esta manera, la Iglesia como "hospital de campaña" se extiende a la asistencia urgente de las personas postradas en una cama o que esperan la muerte y que solicitan los servicios espirituales del sacerdote.
El Papa Francisco escribió una misiva al presidente de los Servicios Sacerdotales de Urgencia y Nocturnos de Argentina, Manuel Martín Sjöberg, para “apoyar y alentar” la labor de esta obra, según informó Radio Vaticano este martes 18 de agosto.
Los Servicios Sacerdotales de Urgencia son un servicio gratuito que brinda la Iglesia a los más necesitados en horarios en los que no es fácil encontrar a un sacerdote.
Así, el Papa escribió la carta datada el 27 de julio, en la que motiva su apoyo en el contexto del próximo Año Jubilar extraordinario de la Misericordia, y en la que resaltó la oportunidad que supone "la misión de acudir con afecto y asistir con ternura a los enfermos y moribundos".
La Obra nació en 1952 en la ciudad de Córdoba, Argentina, la cual tuvo el apoyo del entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio.
Una vez más, el Papa presentó su apoyo a esta “obra de misericordia cristiana que, desde hace sesenta años, realizan los voluntarios de la Federación”.
Los Servicios Sacerdotales de Urgencia están constituidos por un religioso y por dos o cuatro laicos que entre las 21:30 horas y las 6:30 de la mañana atienden alertas para asistir con el Santo Viático (llevar la comunión al enfermo cuya muerte se prevé cercana), la Unción de los enfermos (sacramento que se da encaso de enfermedad grave o vejez) y la confesión a los enfermos graves en hospitales y casas de familia.
Citando la Bula con la que convocó a toda la Iglesia al Año jubilar, el Papa Francisco invitó a todos los sacerdotes y voluntarios para que sean una presencia viva de la misericordia en la cabecera del lecho de muerte y de sufrimiento, y pidió que “nuestras manos estrechen sus manos, acercándolos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra mistad, de nuestra fraternidad…”.
La carta –informó Radio Vaticano– es una respuesta a la que ya con anterioridad se le había enviado al Obispo de Roma desde esta obra de voluntariado de la Iglesia, donde se le informaba de los avances que ha tenido tanto en Argentina como en la nueva sede de Quito, en Ecuador.
La Unción de los enfermos es el sacramento propio de la situación de enfermedad grave (no únicamente de moribundos) o de vejez, cuando ella supone ya la posibilidad probable de muerte cercana. Antes se llamaba extremaunción.
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