Puede que muchos de nosotros seamos ricos y no nos demos cuenta. La Palabra de Dios enseñaba ya en el Antiguo Testamento que “Un amigo fiel es un refugio seguro: el que lo encuentra ha encontrado un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio, no hay manera de estimar su valor. Un amigo fiel es un bálsamo de vida, que encuentran los que temen al Señor” (Eclo 6, 14-16).
Si Jesús mismo necesitó amigos para proseguir su camino en este mundo, ¡imaginaos nosotros! El ser humano no puede vivir como una isla. San Juan Bosco afirmó que “el Señor nos puso en el mundo para los demás”. ¡Es una gran verdad! Podríamos incluso decir que, a partir de Cristo, la amistad ha adquirido un sentido nuevo. El amigo es el que ha descubierto el valor y la dignidad del hermano, a la luz del Evangelio.
Esta amistad sincera, en el verdadero sentido humano y cristiano, se difundió entre los primeros cristianos refugiados en las catacumbas. La historia de la Iglesia tiene ejemplos de profunda amistad, como San Basilio y San Gregorio, San Francisco de Asís y Santa Clara, San Ambrosio y Santa Mónica, y muchos otros.
Estas son 12 enseñanzas que han dejado los santos sobre la amistad:
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