Donald Trump, en el debate republicano, promete un muro que divida a ambos países, con una puerta muy grande para dejar pasar a los migrantes "buenos"
El verano pasado se rompió el récord de menores de edad centroamericanos, viajando solos hacia Estados Unidos. Fue un verano "caliente" en la frontera, que se saldó con un plan de ayuda y disuasión del gobierno de Barack Obama a los países del "Triángulo Norte" de Centroamérica: El Salvador, Honduras y Guatemala.
Este verano, el gobierno de Estados Unidos, junto con los de los países centroamericanos expulsores de niños por violencia y pobreza, están trabajando de manera conjunta para evitar una segunda oleada en la frontera con México.
"Estamos haciendo todo lo posible para trabajar con sus países de procedencia, especialmente de Centroamérica (…). Estamos intentado hacer el proceso de entrada, incluso para las personas que emigran por razones humanitarias, más ordenado y seguro", destacó la directora del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés), Sarah Saldaña.
Saldaña, la primera hispana en dirigir el ICE, también advirtió a quienes se están planteando cruzar la frontera de forma ilegal de que no existe ningún tipo de "pase libre" y que Estados Unidos seguirá recluyendo a las familias en centros de detención, reabiertos tras la crisis migratoria de 2014 y que ahora son objeto de discusión, pues una juez federal de California ordenó que se cancelaran, mientras que la administración Obama se resiste a hacerlo.
Para muchos congresistas estadounidenses, estos centros de detención, destacadamente el de Dilley, en Texas son verdaderas cárceles que causan un daño mayúsculo a los niños y a sus madres. Se han reportado abusos de toda índole y falta de atención médica para los menores de edad.
Saldaña dijo que el gobierno de Estados Unidos "no interna a las familias" de indocumentados en los centros de detención como "castigo", sino con el objetivo de asegurar el derecho de asilo de aquellos que buscan refugio y deportar de la manera más segura posible a los que no pueden obtener este beneficio.
La ayuda de Estados Unidos a Centroamérica, para evitar la migración de los menores, no ha sido lo que se hubiera deseado para enfrentar esta "crisis humanitaria", como la calificó el presidente Obama el año pasado. Los mil millones de dólares solicitados por el Presidente al Congreso, a principio de 2015, no han sido aprobados, y la ayuda no ha fluido a Centroamérica.
Mientras tanto, en el primer debate entre los candidatos a la presidencia del Partido Republicano, celebrado el pasado jueves en Cleveland (Ohio), el tema migratorio y de refuerzo de la frontera sur ocupó un lugar preponderante, acicateados por Donald Trump, quien ha prometido construir un muro a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos, con "una gran puerta" para que puedan pasar solamente los migrantes "buenos".