Si vuelve, su vida y la de sus hijos "correría peligro"
Los templos de diferentes denominaciones religiosas se han convertido en sitios de refugio en la última década en Estados Unidos. Trabajadores y familias de indocumentados, considerados "ilegales" buscan -en las iglesias-evadir la deportación, que se ha convertido en una especie de "cruzada nacional" desde que tomó la administración Barack Obama.
Toca el turno a la salvadoreña Claudia Jurado, de 27 años, madre de dos hijos y embarazada de un tercero, quien decidió enfrentar la orden de deportación que pesaba en su contra cortándose el brazalete electrónico que le habían colocado las autoridades migratorias y metiéndose, con sus dos pequeños, en la Misión Católica de Nuestra Señora de las Américas, en la comunidad de Lilburn, Georgia.
"Lo hice porque (.) como madre pensé en mis hijos y en lo que volver a mi país significa. Es duro andar así y tomar esta decisión, pero Dios nunca desampara a nadie", dijo Claudia Jurado a los medios que pudieron entrevistarla en esta Misión, dedicada a la Virgen de Guadalupe. Ella vive en la "clandestinidad" pues la orden de presentarse ante Migración para ser deportada habría vencido el pasado 31 de julio.
Si regreso, duro poco
Como muchos otros inmigrantes centroamericanos, Claudia Jurado había llegado a Estados Unidos huyendo de la situación de violencia y pobreza que vive en su país. Al ser preguntada por qué no quiere regresar a El Salvador, afirmó que su vida y la de sus hijos "correría peligro", y que por ello piensa permanecer refugiada en el templo todo el tiempo que sea necesario.
"Allá está todo muy feo con las maras y la delincuencia (.), tengo más miedo de regresar y que me hagan algo. Yo pienso que si regreso, voy a durar muy poco", indicó Claudia, quien permanece refugiada desde el fin de semana pasado en la Misión de Nuestra Señora de las Américas, con sus hijos de uno y cuatro años de edad.
Según declaraciones propias y que obran en poder de las autoridades migratorias estadounidenses, Claudia abandonó El Salvador en de 2014, junto con su esposo, tras ser amenazados de muerte por pandilleros "si no cumplían con el pago de extorsiones".
La Misión no es la solución a largo plazo
Claudia fue detenida ese mes con su esposo e hijos mientras ingresaba ilegalmente al país por la frontera, y aunque las autoridades los dejaron ir, abrieron un proceso de deportación contra la pareja.
Tras varias audiencias en corte, el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) cerró el caso y ordenó su deportación el pasado viernes, por considerar que "no existían suficientes pruebas de que su vida estuviera en peligro".
La arquidiócesis de Atlanta, a cuyo frente se encuentra monseñor Wilton T. Gregory, indicó ayer, mediante un comunicado de prensa que espera que la situación no sea por tiempo indefinido.
"La Misión de Nuestra Señora de las Américas le brindará asistencia hasta donde la ley y sus limitados recursos lo permitan, se debe estar consciente de que la Misión no es una solución a largo plazo", señaló la arquidiócesis en su comunicado.