Una terapia que no debería faltar en la familia, en la empresa, en las escuelas...
El amor es lo que realiza a toda persona humana. Ese amor es pleno cuando es fiel y esa fidelidad es probada en los momentos de adversidad. La vida de toda persona está llena de bendiciones y alegrías pero también de sufrimientos y dolores.
¿Cuántas veces descubrimos en nuestra vida la necesidad de confiar más en Dios, sobre todo en los momentos difíciles?
Hay momentos en los que en vez de acercarnos a Él nos alejamos y nos privamos de Su amor cuando es Su amor el que nos transforma.
¿Cuántas situaciones nos han hecho perder la confianza en nosotros mismos? Nos tratamos con dureza por nuestras faltas y no aceptamos nuestras fragilidades ni reconocemos nuestra grandeza.
¿Cuánto rencor guardamos en el corazón por alguna traición, la muerte de un ser querido, un desengaño? Tantas heridas en el corazón que no nos permiten volar en la vida sino nos amarran a la desconfianza y al desamor…

No existe persona en este mundo que no haya experimentado el sufrimiento. El sufrimiento por culpa de otros, el sufrimiento por uno mismo.
¿Cuánta necesidad hay de experimentar el perdón para alcanzar la reconciliación? ¿Cuántas cosas hay en el día a día en las que puedo ejercitarme en el camino del perdón, un camino para valientes?
Te puede interesar:
Oración liberadora para aprender a perdonarme a mí mismo
Los Talleres de Reconciliación son una iniciativa que dirigen las Fraternas, laicas consagradas que pertenecen a la Fraternidad Mariana de la Reconciliación.
Estos Talleres brindan a quienes participan un espacio de meditación y profundización sobre temas esenciales tales como: el sufrimiento, el perdón, el amor sin medida, la aceptación de uno mismo y del otro, etcétera.
Son dictados desde una perspectiva de fe y dentro de una dinámica personalizada en la que se les ofrece a los participantes la oportunidad de tener un break en su cotidianidad para pensar en cosas que pareciendo irrelevantes son trascendentes en nuestra existencia.
Alberto Mejía, bogotano y padre de cuatro hijos, nos comparte su experiencia tras haber participado en los Talleres de Reconciliación:
“Considero que todos en algún momento de nuestra vida hemos necesitado perdonar y ser perdonados, y quizás el no haber dado este paso en el momento oportuno me implicó deteriorar mis relaciones familiares, personales o laborales. El taller me ayudó a entender que el perdón es una actitud interior que me permite verme a mí mismo y al otro en un proceso de crecimiento que implica caer y levantarse, y que tengo un Padre amoroso que está siempre dándome fuerza y esperanza para seguir.”
Te puede interesar:
El Papa: ¡Qué difícil es perdonar! Pero, solo así hay serenidad
Para alcanzar la paz hay que perdonar y reconciliar
“En los Talleres de Reconciliación encontré los brazos abiertos y amorosos de Dios en mi camino. En medio de esta agitada vida, es un gran regalo poder haber tenido la oportunidad y destinar de un tiempo para perdonarme y perdonar, para sanar y sentir que tengo a alguien que me ayuda, me acompaña y que puedo encontrar consuelo en Él”, nos comparte Olga Lucía Montero quien propició el espacio para recibir los Talleres con su grupo de amigas.
“Fue un espacio muy especial en el cual fui recibiendo las herramientas y el proceso adecuado llegar a encontrar paz interior, esa paz real que proviene de Dios y que me ayuda a reencontrarme conmigo misma y a esforzarme por tener una mejor relación con quienes me rodean”, concluye.
Las fraternas consideran que los Talleres de Reconciliación son un aporte para la vida de toda persona pero concretamente descubren que es una bendición el poder darlos en varias ciudades de Colombia, un país en el que se habla tanto de alcanzar la paz. Están convencidas de que el camino es el del perdón y de la reconciliación.