El magnate Donald Trump alborotó el gallinero -como se suele decir en México- al iniciar su recorrido hacia la candidatura a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, al desatar un ríspido debate sobre México y la inmigración mexicana a su país, la cual calificó como un acto terrorista.
Desde luego, Trump sabía lo que estaba haciendo pues sus bonos ante los republicanos más "duros" subieron como lo espuma, ganando adeptos y quitándoselos a -por ejemplo– Jeb Bush, otro que aspira a la presidencia por el Partido Republicano, cuya esposa Columba es mexicana.
Pero el multimillonario no tenía muy claro el tamaño de la reacción de la comunidad hispana, cada vez más influyente en Estados Unidos y que, por descontado, arrastrará sus votos al Partido Demócrata, echando por la borda, en 2016, las aspiraciones no solamente de Trump (en el remoto caso que llegara a la candidatura), sino de cualquier otro que se postule de su partido.
Empresas, empresarios y políticos han aprovechado los dislates de Trump para aparecer como aliados de los hispanos. Estos no solo representan una fuerza política en ascenso, también representan una enorme fuerza de mercado y, por ende, de consumo.
¿Quiénes son esos "terroristas"?
Algunos datos nos muestran en su justa dimensión la fuerza política y económica que representan hoy mismo, y que representarán en el futuro inmediato, los mexicanos y los hispanos en el país de Donald Trump:
Hay, actualmente 35 millones de mexicanos en Estados Unidos. De ellos, 23 millones ya nacieron "del otro lado de la frontera" y 12 millones viven y trabajan en la nación americana, pero nacieron en México.
Hay 55 millones de hispanos (el 18 por ciento de la población y el grupo poblacional que más crecerá durante los próximos 45 años). Se estima que en 2060 los hispanos serán ya la tercera parte de la población total del país. Por cierto, los hispanos son ya la primera minoría étnica en EE UU, por encima de los afroamericanos o los asiáticos.
Hay 17 millones de niños y adolescentes hispanos (menores de 18 años). Cada año se suman 80 mil jóvenes en edad de votar y en edad de consumir, por lo que, en ambas cuestiones representan un muy jugoso botín político-electoral o para la economía.
La edad promedio de los mexicanos nacidos en Estados Unidos es de apenas 17 años, por lo que en 2016, 2020, 2014 y 2028 serán una fuente importante de votos (de los que, muy probablemente ninguno será para Donald Trump).
La población total de mexicanos en Estados Unidos es superior a la población total de países como Costa Rica, Guatemala, Uruguay, Chile, Venezuela o Perú.
Si hoy los hispanos dejaran de consumir, la economía norteamericana perdería una capacidad de consumo equivalente a mil 330 billones de dólares, superior al PIB de países como Holanda, Suiza, Taiwán, entre otros, y equivalente a 10 por ciento de la compra total de Estados Unidos.
Se puede decir, con justa razón, que el futuro de la familia en Estados Unidos pasa por los hogares hispanos, pues mientras que en Estados Unidos el 66 por ciento de los hogares son familiares, los hogares mexicanos son el 81 por ciento.
Y, finalmente, donde más duele a los partidos políticos: el número de posibles votantes latinos pasó de 7.7 millones en 1998 a 23.7 millones para 2012 y su participación electoral se elevó de 3.7 millones en 1998 a 12.5 millones en 2012.
Para 2030 habrá 40 millones de hispanos como posibles votantes. Solo para recordar que en 2012 -las últimas elecciones presidenciales en EE UU- el voto hispano fue 27 por ciento para el candidato republicano (Mitt Romney) y 71 por ciento al candidato demócrata (Barack Obama).
Hoy celebramos a...