El Papa Francisco llegó este viernes 10 de julio a Paraguay con un mensaje de paz, de justicia y unidad, en la línea de lo que ha ido defendiendo en este viaje por Latinoamérica que llega ya a su tercera etapa, después de las visitas a Ecuador y Bolivia.
“La medida del modelo económico ha de ser la dignidad integral de la persona, especialmente la persona más vulnerable e indefensa”, afirmó en su discurso a las autoridades y miembros del cuerpo diplomático en el Palacio de Gobierno, en Asunción.
Lo dijo después de destacar la necesidad de “potenciar el diálogo como medio privilegiado para favorecer el bien común, sobre la base de la cultura del encuentro, del respeto y del reconocimiento de las legítimas diferencias y opiniones de los demás”.
En este sentido, Francisco afirmó que “no hay que detenerse en lo conflictivo” e invitó a “decantar en el amor a la patria y al pueblo toda perspectiva que nace de las convicciones de una opción partidaria o ideológica”.
“Y ese mismo amor tiene que ser el impulso para crecer cada día más en gestiones transparentes y que luchan impetuosamente contra la corrupción”, añadió.
Historia e identidad
El Papa Francisco llegó al anochecer a Paraguay, país conocido como el corazón de América. El presidente Horacio Cartes le recibió en el aeropuerto de Asunción, donde tuvo lugar una cálida ceremonia de bienvenida protagonizada por los niños.
Un coro infantil cantó el himno nacional en guaraní y unos niños indígenas le ofrecieron una coreografía y cantaron en pachè, guaraní y español.
Después, se proyectó en una pantalla gigante un documental de la llegada de Juan Pablo II a Paraguay en el año 1988, con el emblemático beso al suelo de la terminal del aeropuerto, con la emotiva música de fondo de la película La Misión.
Una niña representante de los pueblos originarios de estas tierras que visitará el Papa Francisco hasta el próximo domingo le regaló un rosario artesanal realizado por orfebres de la ciudad de Luque, y un ballet ofreció una colorida exhibición de danza folklórica.
Cuando se dirigía hacia el papamóvil que le condujo al Palacio de López, un grupo de niños se le acercaron y abrazaron efusivamente y el Papa se despidió saludando y bendiciendo con su mano derecha.
Memoria
El encuentro con las autoridades y el cuerpo diplomático en el jardín del Palacio de Gobierno tuvo un tono más formal, con las palabras de bienvenida de Cartes y el discurso del Papa, y también incluyó arte, historia y celebración de la identidad.
Del pueblo paraguayo destacó “el tesón y el espíritu de superación” ante la adversidad y por la paz y, como ha hecho en ocasiones anteriores, reconoció el papel desempeñado por la mujer paraguaya en momentos difíciles. “Dios bendiga a la mujer paraguaya, la más gloriosa de América”, exclamó.
En su discurso, el Papa también invitó a mantener el esfuerzo “de todos los actores sociales, hasta que no haya más niños sin acceso a la educación, familias sin hogar, obreros sin trabajo digno, campesinos sin tierras que cultivar y tantas personas obligadas a emigrar hacia un futuro incierto; que no haya más víctimas de la violencia, la corrupción o el narcotráfico”.
Advirtió que “un pueblo que olvida su pasado, su historia, sus raíces, no tiene futuro, es un pueblo seco” y valoró la “memoria, asentada firmemente sobre la justicia, alejada de sentimientos de venganza y odio”.
También invitó a construir siempre la paz, incluida la de la vida cotidiana “evitando gestos arrogantes, palabras hirientes, actitudes prepotentes, y fomentando en cambio la comprensión, el diálogo y la colaboración”.
Finalmente, deseó que Paraguay se abrace a la Virgen de Caacupé, a la que esta tierra está consagrada.
El encuentro concluyó con la interpretación, por parte de una orquesta, de música original del tiempo de las reducciones jesuíticas del Paraguay, junto a la proyección de imágenes de tallas y objetos originales de las misiones de aquella época.
Hoy celebramos a...