"Que todos sean hermanos, que se incluya a todos", pide el Papa en la catedral de Quito
Canciones, luz, mensajes de cariño al Papa llenaron la tarde de este lunes 6 de julio el palacio presidencial “Carondelet” de Quito, donde el presidente de Ecuador, Rafael Correa, y el pueblo ecuatoriano ofrecieron una calurosa bienvenida a Francisco.
Tras un encuentro privado entre el Papa, el presidente y las respectivas delegaciones, Francisco caminó hasta la catedral de Quito, donde depositó un ramo de flores a los pies de la Virgen, rezó en la capilla del Santísimo y dirigió unas palabras a los que lo recibieron allí.
Su breve saludo empezó con el rezo del Ave María y prosiguió con el deseo de “que no haya diferencias, que no haya exclusivos, que no haya gente que se descarte, que todos sean hermanos, que se incluya a todos y no haya ninguno que esté fuera de esta gran nación ecuatoriana”.
Francisco concluyó con una bendición y su habitual petición: “por favor les pido que recen por mí”, así como con un deseo de buenas noches y un sencillo “hasta mañana”.
Prosiguiendo su viaje, este martes se reunirá con los obispos de Ecuador en el Centro de Convenciones del Parque del Bicentenario, y después celebrará la Eucaristía.
En realidad, el Papa tenía preparado un breve discurso de saludo para este momento, en el que revelaba que encomienda el fruto de su viaje por Latinoamérica a santa Mariana de Jesús, una ecuatoriana consagrada en la Tercera Orden de San Francisco que ayudó a los pobres indios y negros.
Esta santa nacida en Quito está representada en el ábside de la Basílica de San Pedro del Vaticano con un ramo de flores y “vela el camino que el Papa recorre tantas veces”.
“Los santos nos llaman a imitarlos, a seguir su escuela, como hicieron santa Narcisa de Jesús y la beata Mercedes de Jesús Molina, interpeladas por el ejemplo de santa Mariana…”, indicaba Francisco en el saludo que finalmente no pronunció.
Sobre estas destacadas cristianas ecuatorianas, el Papa considera que “ellas no hicieron grandes proezas a los ojos del mundo. Sólo amaron mucho, y lo demostraron en lo cotidiano hasta llegar a tocar la carne sufriente de Cristo en el pueblo”.
Para el Papa Francisco, es importante el hecho de que “ellas no lo hicieron solas, lo hicieron “junto a otros”, como los que construyeron la catedral de Quito: “El acarreo, labrado y albañilería de esta catedral han sido hechos con ese modo nuestro, de los pueblos originarios, la minga; ese trabajo de todos en favor de la comunidad, anónimo, sin carteles ni aplausos”.
“Quiera Dios que como las piedras de esta catedral así nos pongamos a los hombros las necesidades de los demás, así ayudemos a edificar o reparar la vida de tantos hermanos que no tienen fuerzas para construirlas o las tienen derrumbadas”, pedía.
Francisco llegó este domingo a Ecuador. Tras pasar la primera noche en la nunciatura apostólica de Quito, viajó el lunes por la mañana a la ciudad portuaria de Guayaquil, donde visitó el Santuario de la Misericordia y presidió una memorable misa en el Parque de los Samanes.
Después visitó el Colegio Javier de la Compañía de Jesús, donde comió antes de volar de nuevo a Quito. Allí fue recibido por el presidente Correa en el palacio presidencial y después visitó la catedral.