Una guía para rezar con la Escritura
PRIMERA LECTURA: Ezequiel 2, 2-5
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 122
SEGUNDA LECTURA: 2 Corintios 12, 7-10
Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad
para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén
TEXTO BÍBLICO: Marcos 6, 1-6
6,1: Saliendo de allí, se dirigió a su ciudad, acompañado de sus discípulos. 6,2: Un sábado se puso a enseñar en la sinagoga y la multitud que lo escuchaba comentaba asombrada:
—¿De dónde saca éste todo eso? ¿Qué clase de sabiduría se le ha dado, que tamaños milagros realiza con sus manos? 6,3: ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago y José, Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus hermanas?
Y esto era para ellos un obstáculo.
6,4: Jesús les decía:
—A un profeta sólo lo desprecian en su patria, entre sus parientes y en su casa.
6,5: Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de sanar a unos pocos enfermos a quienes impuso las manos. 6,6: Y se asombraba de su incredulidad.
BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO
1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Estudio Bíblico.
Este es el XIV Domingo del Tiempo Ordinario, y la liturgia nos sigue conduciendo en la lectura del Evangelio del Apóstol San Marcos. Este pasaje del Evangelio nos aporta una frase conocida y difundida más allá del ambiente religioso; “Nadie es profeta en su tierra”.
Jesús nació en Belén de Judea, pero es originario con su familia de Nazaret el lugar que lo vio crecer, y hacerse adulto. Es allí donde permanece la mayor cantidad de años, donde pasa su tiempo trabajando, y aprendiendo. Alrededor de sus 30 años de edad, comienza la etapa conocida como la “vida pública” de Jesús, que da comienzo con el Bautismo en las aguas del río Jordán, hasta su posterior pasión, muerte y resurrección. Luego de haber estado en diversos lugares proclamando la Buena Nueva, Jesús regresa a su pueblo: Nazaret. Esta ciudad estaba ubicada en la parte sur de la región de Galilea, y las investigaciones arqueológicas presentan a una población de tamaño mediano, cercana a los 5.000 habitantes.
Este hecho ocurre en el sábado, el séptimo día de la semana judía. Es el “Sabbat” o también “Shabbath”, el día sagrado, en que el Pueblo esta llamado a observar la Ley, y a descansar. Jesús se dirige junto a sus discípulos a la Sinagoga de Nazaret. Este lugar no resultaba para nada desconocido para Él, al contrario era un lugar frecuentado en su infancia, y durante los últimos años anteriores al comienzo de su “vida pública”.
Quienes estaban en la sinagoga sabían quien era Jesús, un nazareno al igual que todos ellos. Conocían a su familia, sabían a que se dedicaban y lo que hacían. Es por ello, que cuando Jesús que bien lleva el nombre de Maestro, es decir Raboní, se pone a enseñarles a partir de la Escrituras, todos los presentes se asombran. No sólo les produjo sorpresa la sabiduría, y el carisma de Jesús, sino que no logran aceptar racionalmente que aquella persona que bien conocían, sea capaz de anunciar, y de llevar a cabo tales obras. No era posible para ellos que el carpintero, el hijo de María, que provenía de esta humilde familia sea el Hijo de Dios, el Mesías al que este mismo Pueblo esperaba.
Ante la presencia de la inmensidad, y de lo divino que bien encarna Jesús, en este caso a través de sus enseñanza en la Sinagoga, el Pueblo se niega a responder mediante la Fe, recurre a lo más inmediato y racional, recurre a lo cotidiano; “No es este…”.