separateurCreated with Sketch.

¿Se puede adorar la Palabra de Dios?

whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Henry Vargas Holguín - publicado el 29/06/15
whatsappfacebooktwitter-xemailnative

9 cosas que hacer ante la Palabra (no incluyen adorarla)En mi comunidad de la pastoral de liturgia un hermano nos hizo la siguiente pregunta: "En la comunidad carismática que estoy el coordinador varias veces nos ha dicho que debemos adorar la palabra (la santa Biblia), e incluso esta se debería entronar en el sagrario". ¿Es correcto decir y hacer esto? Me quedé con la duda, puesto que sé que debemos mucho respeto y amor a la Palabra de Dios, pero usar el término "adorar" me tiende a confundir y también el de entronarla. 

“Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada” (Jn. 14,23).

Guardar la palabra de Jesús es sinónimo de amarlo, es creer en Él, es aceptarlo como Dios. Respetar la palabra de Dios significa dar a lo que Él nos dice un lugar privilegiado pues vale más que la cualquier palabra humana. La credibilidad la tiene Jesús que nos habla; en quien ponemos nuestra confianza es en Jesús.

Por tanto no podemos separar a Cristo de su palabra, son toda una unidad. Uno abraza a una persona en su integridad, no la persona por un lado y su palabra o voz por otra.

Es más, la palabra de Dios es Jesús mismo, a quien uno adora en el sagrario. Se adora al Señor Jesús en su totalidad (cuerpo –y su palabra-, alma y divinidad) y, en Él, a Dios Trinidad.

Cuando nos relacionamos con una persona lo hacemos hablando con ella directamente; no es posible, por ejemplo, decir "yo me relaciono o dialogo con fulanito de tal escuchando su voz grabada en una cinta magnetofónica.

Tampoco vamos a comparar un libro litúrgico, por más bendecido, respetado y venerado que sea, con Jesucristo, quien dijo de sí mismo: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. En el libro no está Cristo, en el pan consagrado sí. 

O volviendo al ejemplo antes citado, la persona no está en la cinta magnetofónica. Dicho de otra manera, uno se relaciona con la persona a través de su palabra, no con su palabra en sí misma; la palabra en sí misma no suplanta la persona; con Dios y/o con Jesucristo es lo mismo.

La palabra de Dios o la Biblia hay que proclamarla, vivirla, grabarla en el corazón, estudiarla, escucharla atentamente, creerla leerla, amarla y respetarla, pero no adorarla pues no deja de ser libro. En la Biblia escuchamos a Dios que habla hoy, pero no es Dios. Nosotros no adoramos objetos, los veneramos, cuidamos, respetamos etc., pero nada más.

1. La palabra de Dios hay que proclamarla: “Vayan por el mundo entero, predicando el Evangelio a toda criatura”.

2. La palabra de Dios hay que vivirla. “Dichoso el que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica”.

3. La palabra de Dios hay grabarla en el corazón. “Queden grabadas en tu corazón estas Palabras que yo te mando hoy.
Se las repetirás a tus hijos. Se las dirás, tanto si estás en casa como si vas de viaje, cuando te acuestes y cuando te levantes, las atarás a tu mano como una señal, como un recordatorio ante tus ojos”.

4. La palabra de Dios hay que estudiarla. Jesús mismo nos insiste en estudiar las Escrituras, porque ellas dan testimonio de Él.

5. La palabra de Dios hay que escucharla atentamente. “Vosotros que escucháis la Palabra de la verdad, el Evangelio de nuestra salvación, en el que habéis creído, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”. Ante el sagrario dile con fe a Jesús: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”; por tanto la fe viene de la escucha de la Palabra de Dios.

6. La palabra de Dios hay que creerla. “Lo escrito en este libro ha sido para que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre”.

7. La palabra de Dios hay que leerla. “Dichoso el que lee y escucha las palabras de esta profecía y observa las cosas que en ella están escritas”.

8. La palabra de Dios hay que amarla. Ojala la amemos tanto que sea nuestro libro de cabecera para leer algunos fragmentos todos los días.

9. La palabra de Dios merece respeto. Tenerla en el lugar más importante en nuestro hogar, pero no como un adorno más o para aparentar que nos interesa lo que Dios dice. Todo hogar cristiano debería tener una Biblia abierta en un lugar visible, para manifestar que en esa casa se toma en serio la Palabra de Dios.

De manera pues que no se puede meter en absoluto una Biblia o un leccionario o un Nuevo Testamento entre un sagrario para que sea objeto de adoración, porque no es Dios; hacerlo equivaldría darle estatus de Dios y esto no es concebible.

Adorar significa reconocer a Dios como supremo y eterno; es el máximo culto posible que se puede dar. Adoramos solamente a Dios, presente en las especies eucarísticas consagradas.

Newsletter
¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.