Una ambulancia para ante la entrada de Urgencias de un Hospital. Un paciente ha entrado en parada. Lo entran envuelto de una nube de profesionales de la salud para tratar de salvarle la vida. Le inyectan una dosis de adrenalina y lo consiguen estabilizar. ¿Se ha salvado y puede hacer vida normal? No. Sencillamente se ha ganado tiempo para tratar al paciente. Sería estúpido e irresponsable dejarle con la dosis de adrenalina y no indagar e intervenir en aquellos que dio lugar a la parada cardiorespiratoria.
Pues esta imagen tan cinematográfica nos permite reflejar lo que está sucediendo con varias economías europeas y, en especial, con la economía española.
Aunque en países como España se dé por supuesta la salida de la crisis, el escenario, más allá del bombo electoral, resulta incierto. La cruzada que inició Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, para salvar el euro a toda costa y bajar las primas de riesgo país mediante el firme compromiso de compra de deuda pública de los países del sur de Europa, nos ha permitido una bombona temporal de oxígeno ante la paupérrima situación a la que nos arrojaba esta crisis a España.
Además, esta situación no es ajena al ciclo político en toda Europa. A los estímulos monetarios del Banco Central Europeo les suceden estímulos fiscales para convencer al electorado, en los diferentes comicios de regiones europeas, que no estamos tan mal. La combinación nos brinda la misma mejoría que a un paciente al borde del colapso le propicia una inyección de adrenalina.
Con esta inyección de adrenalina económica, Bruselas prevé para España un crecimiento casi el doble que la media de la zona Euro, un 2.8% en el 2015 y un 2.6% en el 2016. No obstante, la tasa de paro no bajará del 20.5%, lo que dobla la media europea.
Aunque las inyecciones de adrenalina sirven para reanimar al paciente momentáneamente y así poderle tratar, el temor fundado es que, ante la aparente mejoría y el confeti electoralista perdamos la oportunidad de reflexionar qué tipo de economía y sociedad queremos construir, a la par de no perder el tren de las medidas económicas serias que nuestra débil estructura productiva precisa.
Una de las grandes preocupaciones es el paro. Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa sitúan la tasa de paro nacional en el 23.78% y una tasa de paro juvenil alrededor del 50% que sorprende negativamente en toda Europa. Varios analistas atribuyen las tímidas reducciones en la tasa de paro no tanto a la creación de empleo sino más bien al desánimo y la emigración de quien ya no alberga esperanza de encontrar un trabajo estable. Además, se le suma el grave proceso de precarización y devaluación salarial.
No es de extrañar entonces que muchos hayan emigrado buscando oportunidades de empleo y un lugar donde iniciar su proyecto de vida. Alrededor de 60.000 millones de euros en capital público en formación, pagado con impuestos, se habría perdido con esta grave fuga de talento desde el inicio de la crisis.
Por otra parte, el proceso de inflación negativa revela la debilidad de la demanda interna. Los precios se han desinflado porque sencillamente las familias disponen de pocos recursos para comprar. Esto va acompañado de los altos índices de pobreza que secuencialmente van publicando los diferentes organismos.
Para atajar estos cuadros clínicos, hemos de aprovechar con urgencia la inyección de adrenalina para repensar nuestro modelo económico y devolverle la salud a la agonizante economía.
De igual manera que al paciente, una vez le den el alta, lo normal es que le prescribirán una vida saludable, en Economía no podemos perder este momento para el bien de todos los integrantes de nuestra sociedad. Si no asumimos de forma responsable e inteligente esta decisión y nos dejamos llevar por fórmulas caducas para intentar mantener el status quo o añorar ciclos expansivos, nos veremos abocados a agonizar de nuevo y, como en el día de la marmota, andar mendigando en Europa otra dosis de adrenalina para los próximos comicios y seguir con lo mismo. Para entonces, tal vez, sea demasiado tarde.
Hoy celebramos a...