La mujer que piensa “yo lo cambiaré”, finalmente termina cambiando ella, y no para bienYo también me adelanté, me dejé llevar, cedí… y para llegar a eso, ¡¡¡cometí error tras error!!! Ahora tengo más claras mis ideas y tengo el firme propósito de dejar atrás aquella relación destructiva. Me duele mucho haber esperado tanto tiempo para terminar en una relación así, de las que siempre me cuidé. No niego tener mucho miedo de volver a caer porque él siempre vuelve. Tengo miedo de cometer los mismos errores. Pido a Dios que me dé fuerzas para mantenerme firme en lo que ahora me he propuesto.
En mi niñez y adolescencia se puede decir que estuve tranquila. Tenía claro lo que quería. Siempre decía que el día que tuviese novio lo escogería bien: sería un excelente hombre.
Entré a la universidad y aún no había tenido enamorado, a pesar de que mis amigas me presentaban chicos y morían porque me decida por alguien, y es que, según ellas, yo sufría por no tener enamorado. Querían a toda costa que supiese lo que era dar un beso y muchas otras cosas.
Comentario #1: Nunca faltarán las amigas “casamenteras” que, si estás soltera, te presentan chico tras chico y te presionan porque no entienden que puedas estar sola, aunque así estés mejor. No hay por qué apurarse solo por “contentar a las amigas”, no hay ningún apuro en tener novio.
No niego que a veces sí deseaba conocer a alguien con quien compartir cosas, pero todos los que llegaban no me gustaban, y no hablo del físico.
Bueno, como les decía, llegué a la universidad sin haber tenido enamorado. Allí conocí nuevas personas con diversas ideologías y religiones. Al igual que en el colegio, me convertí en “la psicóloga” del grupo, aquella a quien todos acuden pidiendo algún consejo, siempre escuchando los problemas de los demás y aconsejando, incluso resolviendo problemas amorosos. Sí, sobre esto yo daba consejos sin que supiesen que yo misma no había tenido experiencia alguna.
Pasó el tiempo y me fueron conociendo un poco más. En algún momento me preguntaron por mi novio, y para su sorpresa les respondí que no tenía. Entonces pensaron que había en mi pasado algún ex a quien había querido mucho, razón por la que ahora no estaba con alguien. Decidí contarles que nunca había tenido novio, y creo que ese fue un gran error.
Error #1: Publicar que eres virgen en la universidad. Todo el mundo se va a enterar, y hay chicos para quienes tu virginidad se convierte en un reto, en un “premio mayor”. ¿Si te preguntan? Diles que es algo que no les incumbe saber, no importa que piensen que no eres virgen.
Tenía un compañero de quien la mayoría no tenía buenos comentarios. No nos tratábamos mucho hasta que en el cuarto semestre empezó a acercarse más a mí. Sentí que no era una mala persona y que solo necesitaba alguien que le escuchara.
Error #2: No tomar en cuenta los comentarios poco favorables y convencerse una misma de que no es una mala persona “porque así lo siento”. No olvides que “cuando el río suena, es porque piedras trae”. Y si un chico te dice que eres muy buena y que se va a apartar de ti porque “te va a hacer daño”. Créele porque puede hacerte mucho daño. Es mejor que se aparte de ti y no creas que contigo se va a portar bien.
Error #3: Creer que tú eres la que lo va a cambiar. Aunque todos digan que no es bueno, “siento que no es una mala persona”. Por tanto, “solo necesita que yo lo escuche”, en otras palabras, creer que tú eres la que lo va a salvar. Pero veamos cómo termina esta historia, para que entiendas que es un gran error pensar así…
Pasamos al siguiente semestre y el comenzó a llamarme y a visitarme a mi casa. Para esto, yo vivía sola porque la universidad quedaba lejos de mi casa, así que mis padres decidieron arrendar un departamento cerca de la universidad.
Error #4: Recibirlo en tu departamento sola, pensando que “no va a pasar nada”. Es probable que la primera vez no pase nada, pero eso da pie a que las visitas continúen, y a que, como veremos más adelante, empiecen a pasar cosas… La excesiva confianza en una misma y en la otra persona lleva a la imprudencia y temeridad, que luego se pagan caro. Tú debes saber que estar a solas con un chico en un departamento, en una casa, en un cuarto con cama… tarde o temprano dará pie a que pasen cosas, porque la tentación se hace muy fuerte.
Él llegaba a que le explique trabajos, nos ayudábamos mutuamente, pero en el fondo yo sabía que él no iba con esa intención que quería algo más.
Error #5: ¡Ingenuidad total! Un departamento solo, o tu cuarto, o un cuarto de hotel, no es precisamente el mejor lugar para explicar trabajos, “ayudarse”, o ver una película, o conversar… Entiende que esa es solo una excusa para generar confianza y luego ir avanzando más y más.
Error #6: No hacer caso a tu intuición que te dice que “él quiere algo más”. Es como no hacerle caso a una alarma de incendios que empieza a sonar. ¿Qué pasa si suena la alarma y tú te quedas en tu departamento, sabiendo que en el fondo eso significa que el fuego está avanzando? Tu intuición es una alarma interior, y esas alarmas están para protegerte del peligro. ¡Hazles caso!
Luego empezó a llegar tomado y yo lo recibía.
Error #7: Recibir a un hombre ebrio en tu departamento, creyendo que eres una “buena samaritana”, o pensando que necesita de ti, o que quizá te quiere, y por eso te busca en ese estado. Si ya recibirlo en tu departamento o casa estando sola es un grave error, este es peor.
Comenzó a insinuarse con coqueteos, pero yo lo ponía en su lugar. Luego esto se convirtió en un juego que él quería ganar. No aceptaba que una niña inexperta no le hiciese caso.
Error #8: Él empieza a avanzar. Ya el lobo empieza a sacarse el disfraz de oveja. Los colmillos empiezan a asomar. El error es no ser radical y terminar con el juego de raíz. Seguir con él y “ponerlo en su lugar” una y otra vez no es un gran triunfo, es el camino a la derrota definitiva; no es signo de fortaleza, sino de debilidad.
No sé cómo, pero llegó el primer beso y más besos.
Error #9: Dejar que te bese. El beso despierta nuevas sensaciones, aumenta la confianza en una persona que no es confiable. Cuando das un beso, empiezas a querer más y más, poco a poco te vuelves dependiente de él, lo empiezas a necesitar.
Todo era nuevo para mí y, según yo, creía que podía manejar la situación.
Error #10: Falta de humildad. Te convences a ti misma de que tú tienes todo bajo control, de que tú eres dueña de la situación, cuando no es así. Es necesario tener mucha humildad y una sana desconfianza en ti misma, si no quieres seguir cometiendo errores.
Había noches en las que me sentía mal porque algo dentro de mí me decía que esto no estaba bien.
Error #11: No hacerle caso a tu conciencia, silenciarla y seguir en lo mismo a pesar de que “algo dentro de ti” te grita que no estás yendo por buen camino. Así, en vez de terminar radicalmente con esa relación, sigues en lo mismo, más bien, sigues avanzando cada vez más y acallando una y otra vez la voz de tu conciencia.
Luego escuchaba a mis amigas que hablaban sobre sus amoríos o “novios de una noche” y llegué a pensar que no estaba mal lo que yo hacía, porque “todas lo hacen”.
Error #12: Buscar no solo callar la voz de tu conciencia, sino justificarte y convencerte a ti misma de que en realidad lo ha has hecho está bien “porque todos lo hacen”. Mal de muchos, consuelo de tontos. Solo la actitud valiente de admitir que no está bien lo que has hecho puede llevarte a cortar con la situación y no seguir cometiendo errores. Justificar lo que has hecho y convencerte de que “es normal” a pesar del grito de tu conciencia solo te llevará seguir avanzando.
En ese punto decidí darle una lección a este chico de “cómo tratar a las chicas”. Según yo, lo iba a “enamorar”.
Error #13: Esta es una nueva versión del error #3: “Yo lo cambiaré haciendo que se enamore de mí”. El error consiste en creer que se enamorará de ti mientras más besos entregues, mientras más permitas que avancen las caricias. Eso sólo lo “enamorará” cada vez más de tu cuerpo y del placer que le das.
Empezaron los besos largos, y él me pedía que le diese un beso que durase bastante tiempo. Con esos besos llegaron caricias cada vez más atrevidas. Él tocaba mi cuerpo y me pedía que lo masturbara.
Error #14: Permitir besos prolongados o apasionados. Son una puerta de entrada para cosas más fuertes.
Error #15: No saber decir no a lo que te pide, acaso por miedo a perderlo. Ceder a la presión, a sus deseos, convenciéndote de que “no tiene nada de malo mientras no tengamos sexo”.
Comentario #2: ¿Sigues creyendo que tú tienes el control de la situación? ¿O es él quien sabe lo que está haciendo y te está llevando lentamente a donde él quiere? Con la evidente pérdida de control la voluntad se debilita cada vez más, hasta que, finalmente, sólo es cuestión de “dejarse llevar”.
A pesar de que no llegábamos a tener relaciones sexuales yo me sentía mal luego que él se iba. Me decía a mí misma que ya no volvería a pasar.
Error #16: Tu error consiste en querer calmar tu dolor diciéndote a ti misma que “no volverá a pasar”, sin poner medios radicales: no recibirlo nuevamente; volvemos al error #9: tengo el control; se repite el error #11: no hacerle caso a tu conciencia; sentirte mal, avergonzada, humillada, usada, reprocharte a ti misma.. y creer que basta con un “no volverá a pasar”, pero seguir recibiéndolo, seguir creyendo que “yo lo cambiaré”.
Comentario #3: El arrepentimiento es como un dolor del corazón. “Sentirte mal” no es algo malo. Es un dolor interno que te advierte de una herida. Duele, como cuando te duele si te cortas. Es nuevamente una alerta interior que te dice: “estás haciendo algo mal”, “te estás dejando usar”, “está haciendo contigo lo que él quiere”, “te está robando algo que no le pertenece”.
Él desaparecía por unas semanas, luego volvía y yo otra vez lo recibía y no podía decirle todo lo que tenía planeado.
Error #17: Recibirlo nuevamente luego de haber desaparecido. Perdonarle todo, “porque lo quiero”, porque “lo extraño”, porque “ahora va a ser diferente”.
Comentario #4: Él ya tiene el control y dominio sobre ti. Apenas te encuentras ante él, olvidas todo lo que habías planeado decirle, las rodillas se te hacen agua, eres incapaz de decirle NO. Él sabe que puede hacer contigo lo que quiera.
Hasta que una vez él llegó a mi departamento cuando yo había tomado un poco de más en una fiesta —aunque no estaba borracha—, y perdí mi virginidad con él. Tenía yo 22 años.
Error #18: Beber de más, y dejarlo entrar a tu departamento cuando estás bajo el efecto del alcohol. “Cuando la mecha está impregnada de alcohol, es demasiado corta para apagarla”. El alcohol es un desinhibidor, es decir, haces tonterías, no puedes decir NO, pierdes el control de ti misma. Para cuando pase el efecto del alcohol, será demasiado tarde.
Luego de eso me sentí hecha pedazos. No podía creer lo que me había pasado. A pesar de sentirme así, me levanté y fui a clases como siempre, mostrando una sonrisa de oreja a oreja, como si nada me pasara.
Comentario #5: ¿Cuántas, día a día, bajo esa sonrisa, ocultan el daño que les hacen relaciones semejantes? Tú piensas: “¡se les ve tan felices llevando una vida así!” ¿Será verdad? ¿Qué se esconde detrás de tantas risas y sonrisas?
Cuando me crucé con él ni me miró, más bien, comenzó a molestar a otras chicas.
Comentario #6: cuando una mujer da algo, aunque sea solo un beso, espera ser la única, espera algo a cambio: atención, que haya significado algo para la otra persona. Es terrible cuando al día siguiente “ni se fija en mí”. Es terrible, porque te chocas con la realidad de que para él “no ha sido nada”, que para él solo has sido “una conquista más”. ¿Puedes soportarlo?
Pasaron los días y me escribió para darme órdenes de lo que debía hacer, con quien debía hablar o no, etc. Se sentía mi dueño, y lo peor es que yo empecé a sentir que debía hacerle caso. No sé cómo logré dejarle las cosas claras, diciéndole que a pesar de lo que había pasado, él no tenía ningún derecho de mandar en mi vida, y que yo estaba decidida a dejarlo.
Comentario #7: Efecto típico cuando un hombre tiene sexo con una mujer virgen: como la ha conquistado, se cree su dueño. Empieza a celarla porque es “su posesión”, y porque “si lo hizo conmigo, lo puede hacer con otro”. Ya no confía en ella, porque él la ha podido. Y la mujer, cuando ha entregado todo, se queda atada al hombre, pegada a él, por el efecto de la OXITOCINA.
Pasaron los meses y otra vez volvió y otra vez estuvimos. Me daba coraje conmigo misma por no tener la fuerza para negarme porque sabía que luego me sentiría terriblemente mal.
Error #19: Volver a hablar con él una vez que le has dicho “esto se acabó”. No recordar las razones por las que decidiste acabar con esa relación. No ser firme en tu decisión y darle “una nueva oportunidad”, dejar que tu “NO” lentamente se convierta nuevamente en un “sí”.
Comentario #8: Al hablar con él nuevamente, al recibirlo “para hablar”, le das el mensaje de que eres una engreída y caprichosa, que tan solo te haces de rogar cuando en realidad tú “quieres”, y de que, pase lo que pase, te haga lo que te haga (abandonarte, no contestarte, insultarte, hasta golpearte), siempre volverás a él apenas te encuentres con él cara a cara, apenas te suplique perdón (si es necesario con llanto), apenas te diga que “te quiero” y que “no puedo vivir sin ti”.
Hasta que me armé de valor y empecé a tener fuerza y negarme. No niego que había besos, pero eran cortos, porque yo ya empecé a negarme. Luego él empezó a decir que me quería, que me extrañaba, que todo lo que vivimos fue muy bonito, y yo empecé a confundirme, a pensar que eso es el amor, empecé a recordar nuestros encuentros y a desear estar con él, empecé a no pensar en Dios y a creer que Él aprobaba esta relación.
Comentario #10: Típica manipulación emocional y sentimental, decirle a la mujer “te quiero”, “te extraño”, “lo nuestro fue tan bonito”. Ya ves lo que produce en la mujer: confusión, la ilusión de que “¡en verdad me ama!” El único objetivo es hacer que caigas nuevamente. Yo estaba enredada en una relación que me destruía poco a poco. Decidí hablar con él para estar como novios, “formalizar” la relación.
Error #20: Creer que la solución está en “formalizar”. Aferrarse a la persona, o a la ilusión que se tiene de ella, o al sentimiento que se tiene hacia ella, o a la idea de que “con eso finalmente cambiará” y “estará bien lo que hacemos”. Es un grave error no querer soltarlo, “luchar por ese amor” cuando a todas luces es una relación dañina. La única solución es apartarte del chico.
Él no quiso, decía que el amor no existe y que lo único que importa es disfrutar, sentir placer, pasarla bien un rato. ¡Hasta llegó a decirme que debía probar estar con otras personas! ¡Sentí tantas ganas de llorar, me odiaba tanto! Ni siquiera me enojé con él, el coraje era conmigo misma porque yo sabía cómo era, y así dejé que pasara todo esto. ¡Me culpé tanto! Hasta llegué a querer morirme, no entendía por qué me había pasado eso a mí, por qué Dios dejó que pasara esto, de tanto dolor empecé hasta a renegar del amor de Dios.
Comentario #11: Típica reacción inmadura: echarle la culpa a Dios de las malas decisiones que uno toma. ¡Dios te estuvo advirtiendo todo el rato! ¿No ha puesto Él en ti todas esas alarmas? ¿Tu intuición? ¿La voz de tu conciencia que te gritaba una y otra vez que eso no estaba bien? ¿El dolor del arrepentimiento? ¿La vergüenza? ¿No ha puesto Dios todo eso en ti, para protegerte? Si a pesar de todo eso, decidimos seguir haciéndonos daño… no es culpa de Dios.
Además, sentía que era una hipócrita, pues todos tenían de mí en un gran concepto, no sabían en realidad lo que era, me sentía asqueada de mí misma.
Comentario #12: Es lo que pasa en la mujer: se desprecia a sí misma, se siente sucia, se odia a sí misma, y su autoestima se va por los suelos. Si no tiene “una nueva oportunidad”, si no tiene salida, si no es perdonada y aprende a perdonarse a sí misma, si no aprende a valorarse a pesar de lo bajo que ha caído, ¿qué hará? Tan solo buscar migajas de afecto en cada chico que encuentre, entregando cosas sexuales a quien le diga “te quiero” para sentirse valorada, porque ya no se valora a sí misma. Si no decide buscar ayuda, una mala relación llevará a otra mala relación, renunciará a buscar un amor verdadero, porque creerá que no existe o que no lo merece. Su vida se convertirá en un desastre.
La verdad, no sé si en realidad me enamoré de él, yo pienso que no, pero sí llegué a extrañarlo. Creo que el simple hecho de haber estado íntimamente con él hacía que sintiese esa necesidad de verlo nuevamente. Yo tenía claro que él solo quería sexo, pero en el fondo de mí tenía la esperanza que se enamorara de mí. Pienso que muchas chicas cometemos el error de seguir en relaciones destructivas porque el haber entregado nuestra virginidad a alguien nos hace pensar que él es nuestro dueño y que como ya nadie nos aceptará así es mejor seguir con él.
CONCLUSIÓN: La mujer que piensa “yo lo cambiaré”, finalmente termina cambiando ella, y no para bien.
Sufrí mucho pero me alejé y entendí que Dios nunca me había abandonado, que siempre estuvo allí. A pesar de mi enojo, de mis ganas de morirme, estuvo conmigo. Poco a poco me volvieron las ganas de seguir. Siempre quería confesarme pero nunca lo lograba, me daba demasiada vergüenza, hasta que una vez me decidí. ¡Ese día me sentí libre y en paz!
Dios me mostró la luz en esa terrible oscuridad en la que me encontraba. Me aparté de ese chico, le dejé las cosas claras, le deseé lo mejor. No le guardo rencor. Estoy tratando de perdonarme a mí misma, y esa es la parte más difícil. Ahora las cosas están volviendo a ser como antes, es más, hasta mucho mejor. Ya terminé la universidad, estoy muy cerca de graduarme, siento que todo va bien, me siento tan cerca de Dios, siento que Él vive en mí.
No niego que todavía lloro por las noches, pero esas mismas lágrimas me ayudan a sanar la herida. Y ahora que los encontré a ustedes, ¡me siento con más ganas de seguir! Dios los puso en mi camino y junto a ustedes voy a lograr superar este capítulo tan doloroso de mi vida.
Chicos, espero que mi testimonio les sirva de algo. No cometan los mismos errores que yo cometí. Los aliento a vivir la castidad, que no es solo “no tener sexo”, es mucho más que eso, empieza por no admitir en nuestra vida a una persona que sabemos que no nos conviene, es hacer caso a las señales, no avanzar cuando nuestra propia conciencia nos dice que algo anda mal, es no adelantar nada, es cortar cuando estamos a tiempo, es purificar nuestros corazones de todo egoísmo para poder amar y ser amados de verdad.
A.V., 24, Ecuador.
Artículo originalmente publicado por La Opción V