Siria: ¿A qué espera Occidente para intervenir?
Desde Mosul, se anuncia la inminente apertura de la “mezquita de los mujiahiddin”, obtenida de la transformación en lugar de culto islámico de la antigua iglesia de San Efrén.
Según explica la Agencia FIDES, el anuncio se realiza días antes del primer aniversario de la conquista yihadista de Mosul, que se produjo en la noche entre el 9 y 10 de junio de 2014.
San Efrén era uno de los lugares de culto cristiano más grande entre los dispersos en el centro urbano de la ciudad de Mosul, y pertenecía a la Iglesia sirio-ortodoxa. Ya había indicios desde hace tiempo de la intención de los yihadistas de convertir la iglesia en una mezquita, después de que los milicianos del Califato ya en julio del año pasado eligiesen los edificios anexos de la iglesia como la sede del Consejo del Estado de los mujiahiddin.
La cruz que alzaba en la cúpula ya no existe; los bancos han sido vendidos y todo rastro cristiano ha sido eliminado.
“Poned fin a estas monstruosidades”, llamamiento desde Alepo
En Siria la situación también es muy difícil y el el Arzobispo greco-católico melquita Mons. Jean-Clement Jeanbart, en un desgarrador llamamiento enviado a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, describe cómo el Arzobispado de Alepo –que ya ha sido, en más de veinte ocasiones, blanco de proyectiles de mortero– ha vuelto a encontrarse bajo fuego.
En las intervenciones militares de los últimos dos años, cinco de las doce iglesias melquitas de la ciudad han resultado dañadas.
“El EI, que ya ha matado a miles de personas en la región, está aterrorizando a los creyentes de Alepo. Tras los ataques contra Malula, Mosul, Idlib y Palmira, ¿a qué espera Occidente para intervenir? ¿A qué esperan las grandes naciones para poner fin a estas monstruosidades? Espero que todos los que creen en Dios y todos los que sienten compasión con los inocentes eleven su voz con nosotros y exhorten a los países civilizados a actuar para restablecer la paz”, afirma Mons. Jean-Clement Jeanbart.
El número de cristianos ha disminuido de 250.000 a menos de 100.000 en Alepo. En su mensaje, el Arzobispo Jeanbart escribe: “Permitidme que llore por mi pueblo, que está siendo violado y asesinado […]. Permitidme que asista a las numerosas familias de Alepo que están de luto. En esta guerra horrible y salvaje, han perdido a tantos seres queridos: padres, madres, hermanos, hermanas y queridísimos hijos”.